Shakespeare era
un farsante y Jarmusch está harto
Nota: 7
Lo mejor: la valentía del
director al hacer una película aceptable en un subgénero tan devaluado por las
grandes producciones.
Lo peor: parece una
película hecha con el único propósito de mostrar las referencias culturales que
domina Jarmusch.
Jim Jarmusch reafirma una vez más su melomanía al inicio
de Sólo los Amantes Sobreviven (Only Lovers Left Alive), fundiendo
un cielo estrellado con la superficie de un vinilo que comienza a girar mientras suena una versión de Sqürl de
‘Funnel of Love’ de Wanda Jackson. Como protagonistas de un videoclip se
desperezan de su letargo ancestral Adam y Eve, los vampiros encarnados por Tom
Hiddleston y Tilda Swinton. Jarmusch se permite jugar aquí con el tratamiento temporal
de un modo diferente: si en la celda de Down
By Law el tiempo se suspendía y en Dead
Man se fragmentaba para adaptarse a la naturaleza de una fábula
surrealista, en Only Lovers el tiempo
se suprime en la escena inicial para después adquirir un cariz primordial para
sus personajes. Convirtiendo así la cuestión temporal en la principal paradoja del filme:
los vampiros no sólo están cansados de vivir sino que su condición eterna
depende de su capacidad de conseguir sangre, cada vez más mermada.
Aunque en esta cinta es una obviedad, resulta habitual en
su filmografía la elección de personajes marginales o individuos que imitan a
otros para sobrevivir y/o pasar desapercibidos. Jarmusch se ha situado lejos
del fantástico, despojando a sus vampiros del aura sobrenatural para mostrarnos
unas criaturas cansadas de su larga estancia en la tierra. Esclavos de su
existencia, Adam y Eve se encuentran hastiados y decepcionados con el rumbo que
ha tomado la humanidad. Por ello, lo que predomina entre los protagonistas es
un talante resignado, adquiriendo el filme un tono general, para muchos quizás inexplicablemente sosegado y/o falto de acción.
No es difícil deducir que una película como Only Lovers Left Alive surge del
desencanto. Es precisamente este enfoque de la figura vampírica desprovista de
filtros fantásticos lo que utiliza el director como pretexto para gritar a los
cuatro vientos que la humanidad está aborregada. La raza humana está podrida para
los vampiros. Tanto Tanto Adam como Eve muestran dificultades para
alimentarse de los humanos (tanto literal como metafóricamente). Ser culto no
está bien visto por la gran masa zombi (como ellos se refieren a los humanos) y
los protagonistas sobreviven refugiándose en el arte, él en la música y ella en
la literatura. Lo que deberán descubrir es si la sed de aprendizaje sobrevivirá
a su sed de sangre.
En Only Lovers Left
Alive tampoco se ha dejado al azar la representación del espacio. Las ciudades
entendidas como refugios se fusionan con sus protagonistas, permitiendo
afianzar sus retratos individuales. Detroit es una urbe decrépita y desolada,
como el estado de ánimo de Adam; Tánger, sin embargo, donde reside Eve es más
camaleónica, igual que su capacidad de adaptación. No sería justo pasar sin
mencionar a Mia Wasikowska (Ava) pues es su corta visita la que introduce quizás
el elemento más cercano a Crepúsculo
que uno podría esperar. O la metaficción entendida como parodia de sus
personajes a través del musical de vampiros trasnochados que ven Adam, Eve y
Ava en la televisión.
Después de tanto tiempo permitiendo que cualquiera
ningunease impunemente el noble subgénero de los vampiros, ha llegado Jim
Jarmusch y, fiel a sus principios, ha creado una historia que muchos no
encontrarán fácil de degustar. Las señas de identidad más reconocibles del
realizador vuelven a estar presentes en este último largometraje. Only Lovers Left Alive es una película
de vampiros muy personal, en la que los chupasangres resultan poco más que anecdóticos. Una excusa para abuchear a la multitud que sólo consume superproducciones o que no ha abierto un libro en
su vida. Jarmusch ha hecho cine del desencanto combinando los suspiros
existencialistas de sus vampiros con sutiles referencias culturales que a
menudo aportan el toque cómico. Sin embargo, el mensaje quizá no sea tan
sombrío después de todo: El amor le mantiene a uno vivo.
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