Nota: 7,5
¿Cómo puede un niño de 13 años visto por última vez en su Texas natal
reaparecer cuatro años después en España, a 8.500 kilómetros de distancia, con amnesia y sin pasaporte? Sencillamente, no puede.
Bajo esa increíble premisa se extiende la
historia que nos relata de forma trepidante El Impostor, un documental que se aleja deliberadamente
de los convencionalismos del género hasta convertirse en una
película mutante, un docu-thriller
que poco o nada tiene que ver con la concepción
generalizada que existe sobre el formato y que es capaz de atrapar a cualquier
tipo de espectador en su estremecedora tela de araña. Lo que logra el realizador Bart Layton (Banged Up Abroad) en su último trabajo es desarrollar uno de los perfiles psicológicos más detallados que se pueden disfrutar actualmente en pantalla; con un personaje central que se reboza en el sensacionalismo y la manipulación para contarnos en primera persona, apoyado por recreaciones en forma de flashbacks, un relato fantástico que no tendría ningún viso de verdad de no ser
porque, de hecho, esta pequeña joya está basada en un caso real
perfectamente contrastado.
El Impostor es sensacionalista, juguetona y bastante puñetera sobre todo en su último tercio, pero también es un ejercicio absolutamente fascinante que te impide olvidar en ningún momento la veracidad de lo que te están contando. El propio realizador afirma que sintió una necesidad imperiosa de narrar la historia de Nicholas Barclay nada más leer un artículo al respecto en una revista española, y la impronta que le dejó al cineasta la excepcionalidad del caso se traslada irremediablemente a la audiencia desde los primeros segundos de metraje. En ellos vemos cómo la Guardia Civil de Linares, Jaén, recibe durante una noche lluviosa de 1997 la llamada de un turista preocupado. El extranjero informa sobre un adolescente perdido en la calle y con visibles signos de sufrir un trauma. Mediante una confesión frente a la cámara que no muestra con claridad a ese joven, hoy ya un hombre hecho y derecho, no tardamos en descubrir que fue él mismo quien realizó la llamada a la policía, siendo la invención de la figura del turista la primera mentira de una espiral de suplantación y engaño tan increíble como para dar pie a uno de los mejores documentales de los últimos años.
Conocer la impresionante resolución de la historia, de cómo semejante acto inmoral y cruel da pie a una narración tan entusiasta por parte del protagonista, orgulloso de sí mismo, se convierte en una obsesión para el espectador. Pero es que una vez se confirma la premisa que ya adelanta el propio título de la cinta, El Impostor tiene mucho más que ofrecer. Tanto la disfuncional familia de Nicholas, que no duda ni un segundo de la identidad del chaval, como un detective privado local que parecería sacado de una película de Tarantino de no ser porque puedes contratarle de verdad, nos ayudan directa o indirectamente a expandir nuestra visión del caso hacia derroteros casi cómicos -la amenaza terrorista-, desconcertantes o directamente terroríficos. La elección de cualquiera de esos adjetivos como sensación final, aunque la película nos obligue a atravesar todos y cada uno de los estadios, depende en gran medida de la propia opinión del caso que se haya labrado el espectador durante los últimos 90 minutos.
Conocer la impresionante resolución de la historia, de cómo semejante acto inmoral y cruel da pie a una narración tan entusiasta por parte del protagonista, orgulloso de sí mismo, se convierte en una obsesión para el espectador. Pero es que una vez se confirma la premisa que ya adelanta el propio título de la cinta, El Impostor tiene mucho más que ofrecer. Tanto la disfuncional familia de Nicholas, que no duda ni un segundo de la identidad del chaval, como un detective privado local que parecería sacado de una película de Tarantino de no ser porque puedes contratarle de verdad, nos ayudan directa o indirectamente a expandir nuestra visión del caso hacia derroteros casi cómicos -la amenaza terrorista-, desconcertantes o directamente terroríficos. La elección de cualquiera de esos adjetivos como sensación final, aunque la película nos obligue a atravesar todos y cada uno de los estadios, depende en gran medida de la propia opinión del caso que se haya labrado el espectador durante los últimos 90 minutos.
No en vano El Impostor nos llega de la mano de Simon Chinn, productor de otros documentales igual de sorprendentes y recomendables como Searching For Sugar Man y Man on Wire, en la que es la prueba definitiva de que al formato ya no le asusta asaltar cualquier otro género para compensar la percepción negativa, casi marginal, que se tiene de él a la hora de buscar un entretenimiento capaz de competir en un circuito comercial cada vez más limitado (por lo menos en nuestro país). Es cierto que por el camino tiene que hacer alguna concesión a la telerrealidad y que su final es algo precipitado, pero eso no quita para que El Impostor sea uno de los mejores thrillers del año y un relato que se quedará para siempre en tu memoria, incrustado en ese rincón reservado para el lado más oscuro e incómodo del ser humano.
3 COMENTARIOS:
Interesante! La agendo para ver.
Gran elección Pablo y muy buena descripción, la verdad es que espero que la gente lea tu reseña y vaya a verla porque es de los casos más interesantes que he visto documentados. Un acierto lo de 'película mutante', es tal cuál.
Por último, en los títulos de crédito podemos ver los lugares en los que ha sido detenido o fichado por policía local tanto como Interpol, y uno de ellos no es otro que Bilbao. Espero que este comentario no resulte nada provinciano, lo digo porque a mí, el dato, me dio un poco de yuyu.
Gracias a la critica que leí acá, me dispuse a verla.
Si bien al principio es algo lenta, después toma un giro bastante interesante, donde te mantiene muy metido en lo que va a pasar. Creo que es una película muy recomendable, ya que se sale del general de películas que invaden las pantallas en este momento.
Felicitaciones por la critica y sigue así!
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