Clásicos de la palomita: Eduardo Manostijeras

Los fundamentos de Burton


Tim Burton siempre ha sido uno de mis directores predilectos, aunque también hay que decir que sus últimos trabajos sin llegar a ser horrorosos no han estado a la altura de sus mejores obras. Todos conocemos su sello de identidad: una imaginación desbordarte al servicio de mundos imaginarios con elementos góticos y oscuros cuyos protagonistas suelen ser clásicos inadaptados e enigmáticos atrapados en un mundo que no comprenden. Por ello, películas como La fábrica de chocolate o su más reciente Alicia en el país de las maravillas fueron una decepción absoluta por la escasa trascendencia de sus personajes y por la falta de nuevas ideas. No obstante, tarde o temprano volverá a aparecer ese genio que nos brindó este clásico.

A partir de su genial adaptación de nuestro héroe de comic favorito Batman, Burton pasó al salón de la fama como uno de los directores de moda. Su siguiente obra sería tal vez su pieza más personal, la conmovedora historia de Eduardo Manostijeras protagonizada por su actor fetiche Johnny Depp. El ídolo juvenil de aquella época daría vida a Eduardo, un personaje inventado por un excéntrico inventor interpretado por el actor Vicent Price en su último papel antes de fallecer. Eduardo tenía todas las facetas que nos convierten en humanos, salvo una pequeña excepción tenía tijeras en lugar de manos como consecuencia de la repentina muerte de su creador, dejando sin terminar al solitario Edward. Esto, a pesar de ser una insignificante diferencia, marcará el rumbo de su vida.

La primera vez que visioné esta fantástica película tendría menos de 10 años, sin embargo ya por entonces me cautivó por la magia que desprende gracias a su espectacular puesta en escena y su maravillosa y conmovedora banda sonora del genial Danny Elfman. Cuando eres un niño, con lo que te quedas de la película es con su inocencia, con su versión del romanticismo más entrañable de un joven que jamás ha conocido el amor. Es sin duda , un cuento de hadas para los más pequeños, la clásica historia de Pinocho que quiere convertirse en un niño de verdad.

Realmente Eduardo es un tarro vacío que nunca llegó a aprender una lección valiosa de su creador: la comprensión de sus propios sentimientos. Amor, ira, lujuria o felicidad son estados que nunca llegó a entender, que pueden ser maravillosos compartirlos con los demás pero también puede haber crueldad en ellos si no tienes la madurez necesaria para afrontarlos. Eduard, puede llegar a representar la esencia de la naturaleza humana según la visión de Burton, tal vez antes de ser alterados por las circunstancias que nos rodean y nos moldean. Burton nos habla la complejidad de las emociones humanas, pero no solo de las de Eduardo, sino también de las del resto del mundo muy seguros de su comprensión pero que al fin y al cabo muchas veces nos dejamos llevar por los instintos más primarios.

La dulzura de Eduardo nos provoca una empatía muy fuerte con este personaje y nos trasmite una sensación de impotencia al no poder protegerle del mundo hostil que le rodea. Desde luego Johnny Depp consigue dar vida a uno de los personajes más importantes de su carrera, junto con Ed Wood en la primera colaboración con Tim Burton. Winona Ryder en cambio, hace el papel de la chica de la película que tras conocer lo que hay detrás del cascarón no puede evitar sentir ternura por el joven ante la incredulidad de los que la rodean.

Sin embargo, cuando la visionas con unos años más podemos ver una película que va más allá del romanticismo y de la magia propuesta como telón de fondo. Sin duda, Burton se refleja a si mismo en esta película con el personaje princiapl como su alter-ego, un inadaptado en un mundo de blanco y negro donde lo diferente puede verse como una amenaza. Sin duda, el retrato social que nos describe Burton hace referencia a la cotidianidad de la vida moderna retratada con un barrio modélico de una sociedad robotizada por la rutina.

Cuando Eduardo irrumpe en la tranquilidad del barrio residencial, primero viene la curiosidad y después la ignorancia, el rechazo a lo desconocido. Eduardo intenta encajar, pero cuanto más lo intenta menos lo consigue. La pequeña característica que le hace diferente de los demás es suficiente para apartarle del resto. Marginalidad, racismo, exclusión…podemos llamarlo de muchas maneras pero siempre a existido y siempre existirá, y con no se me ocurre una manera de reflejarlo con más pureza.

Finalmente, contemplamos como Eduardo no solo tiene que irse del barrio, sino que asistimos de forma incrédula ante la pantalla viendo como tiene que huir hacia su solitaria y oscura mansión ante la agresidad de la sociedad cual Frankenstein, fruto de sus inseguridades. Eduardo se ve resignado a vivir el resto de sus días en soledad, al margen del resto del mundo y enterrando sus sentimientos, que en su caso pueden ser maravillosos pero también pueden llevarte al camino de la desdicha.

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5 COMENTARIOS:

Unknown dijo...

A mí me parece una película tremendamente sobrevalorada. Por supuesto, cuando la ves con 10 años te encandila, pero al verla con otra edad y otra visión, me di cuenta de que no es más que la clásica historia de persona extraña que intenta adaptarse para ser rechazado por la sociedad, con la diferencia de que (oh, eres un genio, Burton) el protagonista tiene tijeras en lugar de manos. Pos vale, pero podrías hacer la misma historia con cualquier joven problemático. Que sí, que la estética y todas esas cosas que se le dan bien a Burton, pero eso no hacen la película.

La crítica a la sociedad está muy bien, el problema es que es excesivamente obvia, en 5 minutos ya sabes por donde va Burton, y el resto se lo pasa machacando la misma idea una y otra vez. Sin duda, lo peor para mí es esa irritante manía de hacer chistes de tijeras sin parar. Uno o dos, vale, pero que un vecino al que ya conoce le diga, habiendo pasado ya una hora de película, "ven, dame un apretón de manos... oh, vaya"... vamos Burton, seguro que puedes hacerlo mucho mejor si te esfuerzas.

Pablo de los Rios dijo...

Yo creo que todo lo que comenta Deschain responde a que la cinta es principalmente una fábula infantil. Como ha señalado julen la cinta es un relato inocente sobre temas muy complicados y creo que el mensaje que lanza a la audiencia es tan bello como bonito -en forma y contenido-.

De lo mejor de Burton. Eso sí. Yo soy de Ed Wood.

Pasota Ilustrado dijo...

Yo soy incondicional de Ed Wood. Tanto de la película como del personaje del que se trata. De Eduardo Manostijeras opino lo mismo que Deschain. Prefiero Eduardo Manospenes; qué grande es el porno.
De la carrera de Burton en general, mejor no opino, porque me sería muy fácil caer en el insulto porque sí.

Julen Alonso dijo...

Deschain todo lo que dices tienes razón, tal vez la pelicula esta sobrevalorada y tus argumentos son dificiles de rebatir porque en su mayor parte tienes razon, pero como tmb dice pablo es un relato inocente, y desde esa perspectiva debe verse . Y tmb coincido qe Ed wood es la mejor pelicula de Burton, pero siempre he tenid especial cariño por eduardo!

Tximinoman dijo...

Ed Wood he podido terminarla (y me ha gustado incluso) Eduardo no.

Creo que con eso ya he dicho mi postura (y es que hoy, sin que sirva de precedente, no me apetece meterme con Burton, es demasiado facil y gratuito)

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