Crítica de cine: 'Cosmópolis'

Bajo la máscara de Bane estaba Cronenberg


Nota: 2

Lo mejor: técnicamente es limitada pero muy sólida.
Lo peor: es más pedante que Dragó, Pepe Ruiz y Arrabal en una cata de vinos.

Cosmópolis es uno de esos retos intelectuales. Una película que es al cien por cien una metáfora social muy pura y también muy puta, no sólo porque su visionado sea más complicado que jugar al Scrabble con Arturo Pérez-Reverte, sino porque en su afán de realizar un análisis contemporáneo de la desmoralización a la que la tecnología, el dinero y el sexo han llevado a los habitantes del primer mundo, no duda en venderse al espectador más barato, alternando desnudos gratuitos y algo de gore por medio de un discurso pretendidamente aleccionador que aguanta menos un estudio en profundidad que Robert Pattinson un cara a cara con Paul Giamatti. La última criatura de David Cronenberg está muy cerca de ser el peor trabajo de un director que, con Una Historia de Violencia y sobre todo Promesas del Este aún frescas en el recuerdo, se encuentra viviendo una segunda juventud a pesar del patinazo que supuso Un Método Peligroso. O eso pensábamos.

El propio Cronenberg se ha encargado de adaptar la novela homónima de Don DeLillo en la que un billonario de 28 años, Eric Packer (Pattinson), vive su particular odisea como si de un Ulises de nuestro tiempo se tratara. El noble objetivo que persigue el joven ya no es el reencuentro con sus seres queridos, sino un simple corte de pelo en su barbería favorita que nos avisa de entrada del bajo concepto que tiene el autor de nuestra época. Para llegar a su destino, el apático protagonista tiene que atravesar Manhattan en su limusina en el peor día posible, ya que una visita del Presidente ha provocado que lo que se esperaba que fuera una manifestación pacífica se transforme en una revuelta de la clase obrera en toda regla. Para complicar más las cosas, una amenaza creíble contra su vida preocupa a su guardaespaldas (Kevin Durand, visto en Lost y Resident Evil 5), pero lo que realmente obsesiona a Packer es que a pesar de llevar dos semanas casado con Elise (Sarah Gordon), una escritora de moda que supone un buen complemento para los actos sociales, aún no ha conseguido que ella sienta el mínimo interés por compartir fluidos.


Fiel al esquema planteado por Homero pero cambiando el navío por una limusina high-tech que parece un módulo anexo a la nave Prometheus, el viaje de Eric se desarrolla casi por actos teatrales centrados en sus encuentros con personajes clave en la evolución que sufre hasta llegar a la meta. El protagonista no tiene reparos en caer rendido ante una sirena con el rostro de Juliete Binoche, su marchante de arte, ni en pedir predicciones económicas a la hechicera a la que da vida Samatha Morton mientras comparte con todos nosotros la visión cargada de anhelo existencial que tiene del mundo aquel al que no le falta de nada. El activista encarnado por Matthew Almaric que propina un tartazo a Packer en la cara no es más que un reflejo del lugar privilegiado dentro de la decadencia global en el que está situado el protagonista y del odio que eso genera. Pero una vez el sistema colapsa (la historia se ambienta hace una década), su fortuna se desvanece y los manifestantes empiezan a fijarse en esa limusina que parece flotar en derroche y altanería mientras pasa por su lado sin percatarse de su desesperación. 

Precisamente, este mismo año Cronenberg arremetía contra los que consideran arte a la trilogía murciélaga de Nolan por no dejar de ser una historia "para niños" sobre "un tío corriendo por ahí con mallas". Unas declaraciones bastante irónicas cuando su película bien podría ambientarse simultáneamente a los disturbios en Gotham vistos en Rises, siendo Packer el ejemplo perfecto del aquel merecedor de una condena de muerte por parte del tribunal creado por Bane y presidido por El Espantapájaros. La principal diferencia es que mientras la película de Nolan se servía de una figura tan popular como la del superhéroe para transmitir sus preocupaciones sobre nuestra sociedad, la de Cronenberg abusa de los diálogos trascendentales, despojando a la cinta de todo juego o margen de maniobra al vomitar ella misma su subtexto. El resultado es una conferencia de hora y media con la decadencia como único tema, alguna tetica, uno o dos disparos -que bien podrían venir de alguno de los oyentes al suicidarse-,  y con un tipo como Robert Pattinson, que aún no ha demostrado ser capaz de desligar su carisma de los colmillos, como principal objetivo de unos focos que, todo hay que decirlo, están muy bien situados. 


Que Pattinson arrastra dolorosamente no sólo el estigma de la fama crepusculera sino también la deformación que ha supuesto el personaje de Edward en su madurez como intérprete es tan evidente como capaz de suscitar compasión. Al fin y al cabo, aceptar el protagonista en una película de bajo presupuesto de un cineasta tan particular como Cronenberg inmediantamente después de concluir una saga taquillera ya es toda una declaración de buenas intenciones. Incluso, poniéndonos en el peor caso para Pattinson, su elección parecería responder a una jugada maliciosa por parte del cineasta al explotar esa imagen de estrella de cine superficial de la que goza el actor de no ser porque otros intérpretes consagrados como Binoche o Paul Giamatti tampoco se libran. Porque poco importa que estemos ante una de las cintas mejor fotografiadas de la filmografía de Cronenberg, obra de su colaborador habitual Peter Suschitzky, cuando el plano fijo que encañona a los personajes está al servicio de una verborrea infumable.

A pesar de que Eric Packer no lleva mallas y de que el mal no aparece encarnado tras una máscara y una voz distorsionada, Cosmópolis es mucho menos madura que The Dark Knight Rises en su intento por contarnos la misma historia sobre lo malos que somos y la porquería de mundo que les estamos dejando a nuestros hijos. Solo si eres un fan acérrimo del director canadiense y te sientes obligado a contemplar sus luces y sus sombras, si eres un crítico de cine que disfruta tanto escribiendo sobre cagadas inmensas como de clásicos instantáneos o, probablemente la opción más coherente de todas, si en tu habitación cuelgan pósters de Crepúsculo y crees que el apocalipsis maya de 2012 tiene que ver con el final de tu saga favorita y no quieres morirte sin verle el culo a Robert Pattinson, solo entonces, quizás deberías plantearte ver Cosmópolis. El resto, con leer esta crítica -o cualquier otra-, ya habéis cumplido vuestra penitencia por vivir en el siglo XXI.

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11 COMENTARIOS:

happyfuking dijo...

La están poniendo como el culo en todas partes, y aún así tengo mucha curiosidad por verla, así que a ver qué tal!
Muy buena pagina, le echaré un vistazo diariamente!
(soy Iñaki, el tipo del metro)

peteboy dijo...

Pues a mi me a gustado bastante. Desde luego es una película que no es fácil de ver, habrá una minoría a la que le guste más o menos y una mayoría que la odie con toda su alma. De hecho fui a verla bastante inseguro, porque aunque pensaba desde que me enteré de que iba que me gustaría, las críticas en España la han machacado pero bien, no tanto fuera de España. Y como dices, si no gusta, desde luego es por los diálogos. Si que pueden resultar pesados y complicados, pero los encuentro interesantes y son los que le dan a la película su personalidad. Y si bien es una adaptación casi al pie de la letrade la novela, si creo que tenga mucho que ver con la obra de Cronenberg. De hecho creo que es el único director que se habría atrevido a adaptar esta novela de esta manera, tal vez Paul Schrader también.
No creo que, como dices, los desnudos y el cuchillo en el ojo sean gratuitos (realmente no se cuando la violencia en el cine es gratuita y cuando no) pero creo que si aqui lo consideras gratuitos, igual de gratuita deberías considerar el sexo y la violencia en el resto de sus películas, y desde luego no lo hace para venderse al espectador más barato (que no aguantará ni media hora en la sala).
Sobre la comparación con Batman, creo que es muy forzada, que yo tampoco estoy de acuerdo con lo que dijo de las peliculas de superheroes, pero creo que no tratan para nada del mismo tema.
Y a mi Robert Patinson, que es la primera vez que le veo me parece que borda el papel. Está perfecto, como todos los demás (tiene su gracia el guardaespaldas), pero si que puede ser que sea un papel que le viene como anillo al dedo y ya. El tiempo dirá.
Por último, creo que al contrario de lo que dices, está muy lejos de ser su peor película, que sin haber vistos todas, me juego la vida a que es Tensión en el circuito, atrévete a ver esa. Recomendaría Cosmopolis a quienes les guste Cronenberg y el cine menos convencional, que no le importe que la película dependa al 90% del diálogo y las historias de personajes sórdidos.

Anónimo dijo...

Creo que la película es aun mas profunda, que la decadencia de la humanidad, y los tres elementos principales que se juegan en ella, dinero, poder y sexo. Intenta aunque no con mucho éxito hacer un comparativo entre tener y no tener, entre la igualdad del ser humano como tal y las simplezas que a todos nos competen al fin de cuentas sacamos a relucir nuestra humanidad, pobres o ricos, guapos o feos....!!!

Anónimo dijo...

Es una mierda de película, si existiera la posibilidad, exigiría que me regresen los 90 minutos de vida que desperdicie en verla .

Unknown dijo...

Que horror...
Una crítica y reseña totalmente altanera, nada profunda y comparándola con un género totalmente distinto. Si esperabas ver una peli de fácil digestión, te hubieras metido a ver Iron Man 3.

Unknown dijo...

Que horror...
Una crítica y reseña totalmente altanera, nada profunda y comparándola con un género totalmente distinto. Si esperabas ver una peli de fácil digestión, te hubieras metido a ver Iron Man 3.

Anónimo dijo...

Yo creo que Cronenberg quiere rizar el rizo y hacer una especie de sátira de una sátira y claro el resultado es como sumar dos signos negativos, estoy de acuerdo en q no es una mala película tiene una fotografia interesante y es arriesgada, se la jugó y eso es de agradecer, pero también es cierto que te hace buscarle más significados de los que tiene y que en todo momento te estas preguntando si Cronenberg quiso ser doblemente irónico, o simplemente no romperse la cabeza haciendo un "remake" de la novela, pasa lo mismo con el reparto, pero si es cierto que se hace lenta y abusiva no me llega al alma ni a las obras de arte que si me calaron como por ejemplo hacía el maestro Godard en "Weekend".
Quiero agradecer al autor de esta web que podamos disfrutar de la opinion de los demas y expresarnos de esta forma tan instructiva y más democrática que la misma democracia¡ comentaré la siguiente con vosotros, ha sido un placer, Manuky

Unknown dijo...

Me considero del porcentaje a quienes si nos gustó esta propuesta de Cronenberg, en efecto varios amigos que tuvieron oportunidad de verla en cine por recomendación mía, ya que la vi en el 10° FICM, se quejaron. Ahora que salió en formato digital la adquirió un colaborador de mi trabajo (también por recomendación de su servidor) y hoy me comentó que no supo como "hilarla", que no es digerible. Sin embargo, no se puede esperar que a todos guste todo.

Anónimo dijo...

Esta pelicula es la peor que he visto en mi vida, mas aburrida de principio a fin, cuanto habran invertido en este film? solo una limosina y un chofer..ah y una torta...

Anónimo dijo...

Alguno de uds ha sentido ese sudor frio que recorre todo el cuerpo cuando se siente vergüenza ajena ??? Eso me paso viendo esta "pelicula"....!! No dire mas..no se me ocurren adjetivos para insultar este desperdicio de presupuesto!!

Anónimo dijo...

La acabo de ver y su visionado me resultó de muy buen sabor, creo que con los años se convertirá en una obra de culto.

Hay algo que nadie ha mencionado aquí, y es esta simple palabra: AUTODESTRUCCIÓN.

El protagonista, llega por fin a cumplir su absurda idea de cortarse el pelo en su barbería favorita, gracias a que ha FUSILADO a su jefe de seguridad, una acción absolutamente suicida, sin seguridad va a parar a la guarida de su asesino y él teniendo mil posibilidades de matar a su victimario no lo hace.

Creo que sin el pilar de la autodestrucción hecho que se hace palpable gracias al golpe al EGO que recibe el protagonista por no haber podido prever la suba del Yen desencadenan el fatal final del protagonista.

En suma creo que el dinero, el sexo y el poder hacen a un hombre terriblemente vanidoso capaz de acabar con su vida soñada solo por la fuerte auto-conciencia de saberse imperfecto.

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