Crítica de cine: Paranormal activity


Nota: 5

Lo mejor: El juego al que somete al espectador, que se pasará la película buscando sombras en cada imagen.
Lo peor: No asusta nada. Nada de nada.

La película más rentable del año en Estados Unidos tiene tantas virtudes como defectos, y es que plantea una idea inmejorable pero no la desarrolla ni un ápice, con lo que todo lo que sabéis a estas alturas sobre la película es todo lo que hay que saber.


Para los despistados, recordar que Paranormal Activity sigue el esquema de falso documental ya visto en El proyecto de la bruja de Blair o Rec. Con lo que ya es un éxito que haya llegado hasta nuestras carteleras y más aún los 108 millones que ha cosechado en tierras yankis (contaba con 15.000 dólares de presupuesto). Su principal acierto es la idea que plantea, sencilla y aparentemente efectiva, en la que una pareja convencida de que convive con un poltergeist coloca una cámara en su dormitorio para conseguir una prueba del fenómeno.


La primera media hora se rellena con la esperada presentación de personajes y el planteamiento del problema, que él no se termina de creer del todo. Pronto no habrá ninguna duda de que algo extraño sucede en su domicilio y ambos tendrán que luchar por sobrevivir y por conseguir ver algo en las borrosas grabaciones de la cámara. Y es que el mayor atractivo de Paranormal Activity es intentar descubrir a la presencia en cada una de las imágenes. Un ejercicio que despistojará al espectador más curioso y que nos coloca en igualdad de condiciones que los protagonistas. Morbo con mayúsculas y presumiblemente la razón del éxito de la cinta.

Os preguntaréis cómo es posible llenar hora y media con esa premisa sin caer en la repetición. Su director también debió preguntárselo antes de comenzar el rodaje porque Paranormal Activity es un bluce del trailer repetido 30 veces. Un exorcista acojonado por aquí y una amiga esotérica por allá intentan aportar algo de variedad a la trama, pero la sensación de estar viendo todo el rato lo mismo no desaparece hasta su decepcionante final, que intenta ser impactante para hacernos olvidar la profunda sensación de insatisfacción que deja la película. Los que vayan a ver la cinta al cine descubriran otro final diferente ideado por el mismísimo Steven Spielberg (que tiene un olfato para los productos rentables envidiable), y que es fráncamente inferior a la conclusión original ya comentada.


Los que vayáis buscando pasar miedo en el cine váis a salir con un empacho de palomitas y un cabreo de los gordos. Paranormal activity sólo puede ser disfrutada si eres partícipe del "Busca al Wally fantasma" sin olvidar que están jugando contigo. Podría considerase un éxito teniendo en cuenta lo original de la propuesta y los escasos medios con los que cuenta. Una curiosidad y conocimientos previos que no se le puede exigir a la totalidad de la audiencia, más aún si hablamos del género que más llena el cine de espectadores ocasionales y adolescentes buscando cariño.

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