Los orígenes el espionaje
Nota: 7'5
Las aventuras de Walter White y Jesse Pinkman no sólo han dejado un hueco insustituible en nuestro corazón, sino también en la parrilla de AMC, que lo tenía complicado, por no decir imposible, para compensar la ausencia de Breaking Bad. Y así es, TURN no va a ser la propuesta que complete un espacio destinado a permanecer vacío eternamente, pero al menos resulta una ficción lo suficientemente complaciente como para añadirla a nuestra programación seriéfila personal y no sólo por suponer el debut televisivo del realizador de El Origen del Planeta de los Simios, Rupert Wyatt, o llegar abanderada por el responsable de algunos episodios de dos grandes como The Killing o Boardwalk Empire, Ed Bianchi, sino también por atreverse con un género tan poco atractivo en apariencia para la audiencia generalista como es el drama histórico, que en esta ocasión llega envuelto en los tintes de un espionaje primitivo alejado del concepto moderno al que nos tienen acostumbradas otras series como Homeland.
De hecho, TURN llega para contarnos los orígenes mismos de esa contienda de la información secreta, trasladando al espectador a la Norteamérica del último cuarto del siglo XVIII, en plena Guerra de la Independencia. Abe Woodhull (Jamie Bell) es un granjero de Long Island casado y con un niño pequeño que lucha por sacar adelante a su familia. Cierto día, es detenido por las tropas de la resistencia y acusado de comerciar en el mercado negro. Sin embargo, los planes de los rebeldes van mucho más allá y Woodhull es reclutado como espía gracias a su buena disposición para infiltrarse en las entrañas del ejército británico.
Ya desde el mismo plano inicial con el que abre el piloto (ojo también a su bso), AMC nos recuerda que no suele escatimar en recursos a la hora de construir una ambientación que no tiene nada que envidiar a las grandes producciones cinematográficas de Hollywood, como El Patriota de Roland Emmerich, por citar algún ejemplo que comparte contexto con la historia que nos ocupa. Así pues, TURN nos proporciona en su carta de presentación la primera gran declaración de buenas intenciones por parte de la cadena y también la primera gran virtud de la ficción, pero no la única.
Y es que como señalábamos anteriormente, el planteamiento de un género tan manido en el cine y la televisión actuales como es el del espionaje cuenta con la especialidad de servirse en un plato que ha captado un espacio que todavía no había sido abordado por otras como la ya mencionada serie protagonizada por Claire Danes o la joven The Americans, huyendo de la repetición y procurando una diferencia patente con sus poderosas competidoras de Showtime y FX.
Como tercera virtud podemos enumerar una interpretación principal lo suficientemente convincente por parte de un Jamie Bell crecidito que ya no se dedica a bailar bajo el nombre de Billy Elliot, sino que es todo un hombretón capaz de atreverse a infiltrarse peligrosamente entre unas filas enemigas de sanguinarios hombres para, quizá, llegar a transformarse en el primer y mejor espía profesional de la época, quién sabe.
Claro que la recién llegada no se libra tampoco de contener algunos defectos que con un poquito de perspectiva por parte de sus responsables podrían haberse solventado. Nos referimos, sobre todo, a esos molestos estereotipos representados por los villanos del serial que hemos visto miles de veces, en la piel de generales corruptos a los que no le son necesarios motivos para estar todo el día de mala hostia y tomarla con el más pringadete del barrio. A pesar de esa pequeña mancha en el piloto -nada que no pueda corregirse durante los próximos episodios-, en efecto, TURN no es ni mucho menos la propuesta que se convierta en el nuevo buque insignia de la cadena, pero al menos apunta buenas maneras de cara a infiltrarse en nuestro menú seriéfilo semanal.
0 COMENTARIOS:
Publicar un comentario
Deja tu comentario, que somos pocos y cobardes...