Crítica de cine: 'Philomena'

La muy amada Dench


Nota: 7

Lo mejor: Judi Dench.
Lo peor: una poco disimulada búsqueda de la lágrima facilona.

Philomena había suscitado una creciente curiosidad desde que supimos que se había colado entre las nominaciones en los recientes premios de la Academia norteamericana. Su marcha de vació tampoco extrañó a nadie, y más teniendo en cuenta que el nivel de sus contrincantes era demasiado alto en comparación a un drama que, a pesar de su efectividad, no va más allá de un producto conmovedor esforzado en complacer a la audiencia, cuya calidad aumenta unos grados gracias a una interpretación de la pareja protagonista sobresaliente. A todo ello hay que sumarle un sutil sarcasmo -elegante y tradicionalmente británico-, así como cierta crítica social, aunque no tan dañina como nos hubiera gustado o, al menos, como para igualar y no digamos ya superar a la road movie generacional del año, Nebraska (crítica aquí), mucho más lucida, compleja y profunda que la capitaneada por la M del último agente 007.

Y es que la comparación, por compartir candidatura en los Oscars, por tiempo de estreno y por las coincidencias argumentales ya comentadas, además de odiosa, es casi inevitable, por mucho que nos duela perjudicar a la entrañable Philomena. Por suerte para ella, aún sin apartar la de Bruce Dern del horizontesus virtudes quedan patentes por mérito propio hasta obtener un resultado final notable. También puede presumir de distar considerablemente de cualquier otra propuesta del género, no sólo debido a Dench y a Steve Coogan, coprotagonista y guionista -junto a Jeff Pope- de esta historia basada en la novela The Lost Child of Philomena Lee (Martin SixSmith), centrada en una anciana irlandesa, Philomena, que, con la ayuda de un frívolo periodista, emprende una búsqueda para hallar a su hijo, el cual le arrebataron  las monjas que la acogieron en su convento durante su infancia y adolescencia.



Desde una trama en la que el eje principal se apoya en el propio personaje que da nombre al título, puede deducirse que gran parte del peso de la cinta debe sostenerse en la propia actuación de Dench, quien, a sus 79 años, nos ofrece uno de los mejores y más adorables trabajos de su carrera. La veterana se esmera por encarnar a una encantadora, caritativa y humilde mujer de la tercera edad carente de los rencores, el odio y demás corrosivas actitudes propias del individuo moderno, obligado a competir en una sociedad inhumana y gobernada por el capitalismo, la política y la ambición de las instituciones del poder; exactamente, el entorno en el que ha crecido el desagradable y engreído reportero al que pone rostro un bien resuelto Coogan (Ruby Sparks, Tropic Thunder), cuyo caracter sufre una edulcorada evolución según avanza su relación con la anciana, como era de esperar.

El tándem protagónico destila una afectuosa armonía que es acompañada en todo momento por un fino humor negro, cuyo motor de lucimiento se encuentra en las intervenciones y diálogos entre la pareja y que funciona como el otro gran pilar fundamental de una función que, además de cierta ironía, trata de disparar un dardo a los elementos que gobiernan y gestionan nuestra cultura actual, aunque el proyectil no esté cargado del suficiente veneno como para provocar heridas mortales al Sistema, sólo pequeños rasguños.



A pesar de la crítica latente en el metraje, la clara intención del film dirigido por Stephen Frears, responsable de La Reina o de la genial Alta Fidelidad, no es tanto lanzar reproches sino producir un efecto de conmoción en el espectador, del que pretende extraer, desvergonzadamente, sus lágrimas a través de su inmersión de lleno en un relato que apunta directamente al hipotálamo hasta estrujarlo. De ahí que la cinta transmita la incómoda sensación de servirse como un intento por complacer al público, resolviéndose en una propuesta bastante más light de lo que hubieran podido ofrecer sus posibilidades.

Aún así, Philomena, cuyo nombre no es ninguna casualidad (procede del griego y significa "la muy amada") con su carismático y magnético dúo principal, su encanto, su sarcasmo, su emotiva BSO  (cortesía de Alexandre Desplat) y su acertada fotografía, se alza como un producto realmente disfrutable y capaz de destacar por encima de la mayoría de propuestas del género. Se trata, en definitiva, de una obra que si bien no se destina a paladares con más preferencia por el producto frenético, sí va dirigida a una audiencia con un gusto refinado por la comedia dramática y el cine de actores, con más razón aún si la actriz que encabeza el reparto es todo un icono al que se le dedica tanta admiración y amor como los que inspira la propia Philomena.

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2 COMENTARIOS:

Daniel Bermeo dijo...

Es una propuesta, como bien dices, agradable, y bastante decente, que consigue gracias a su buen y trabajado guion y por supuesto a la brillante interpretación de Dench, ganarse el aprecio del espectador. La dirección de Frears ayuda a que no se convierta en un telefilm de tarde de domingo.
Saludo Patri! :)

Pat Consigliere dijo...

¡Gracias por pasarte a comentar, amigo!

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