Un digno broche para la trilogía del cornetto
Nota: 6'5
Lo mejor: es una comedia disfrutable que funciona por sí sola.
Lo peor: que Zombies Party y Arma Fatal son mucho mejores.
Dicen que todo lo bueno se acaba y la cachonda trilogía que inició Edgar Wright allá por el 2004 con Zombies Party no iba a ser una excepción. Hemos tenido que esperar un sexenio desde la secuela espiritual de aquélla, Arma Fatal,
para llegar al punto final de las aventuras capitaneadas por un par de
gamberros que se deben a una franquicia ya icono del género paródico. Simon Pegg y Nick Frost se
despiden con la cabeza alta, los ojos cristalinos y un dedo corazón
apuntando directamente a Hollywood. Sí amigos, porque si de algo puede
enorgullecerse la saga británica es de haber avanzado hacia el éxito de
la manera más honesta posible y sin grandes presupuestos. Para ser
precisos, la primera entrega no llegó a los 5 millones de euros, la
segunda costó el doble -10- y la tercera otros 5 más, 20; pecata minuta en comparación con los 190 invertidos en Guerra Mundial Z, por citar algún ejemplo reciente y post-apocalíptico.
Claro que, al contrario de la protagonizada por Brad Pitt (o cualquier otra de Will Smith o Tom Cruise si lo prefieren), a Bienvenidos al Fin del Mundo no se le puede exigir más que un desternillante entretenimiento y el homenaje a un género que su realizador tenía como asginatura pendiente. Porque si en Zombies Party se rendía culto a las obras de terror de Romero o Raimi y en Arma Fatal a la acción de Brian de Palma, Tony Scott o Jerry Bruckheimer, en esta tercera el guiño va dirigido a los clásicos de la ciencia ficción, concretamente a las películas bebedoras de la tan inspiradora novela de Wells, La Guerra de los Mundos, o de Jack Finney, Los Ladrones de Cuerpos.
Así, la cinta de clausura de Wright vuelve a colocar a sus protagonistas en un nuevo aprieto, que en esta ocasión tiene que ver con una invasión extraterrestre. Gary King (Pegg), un loser humano cuarentón y alcohólico que aún no ha superado la fase adolescente, decide
reunir a su pandilla de la infancia y regresar a su pueblo natal para
conquistar "La Milla Dorada", una ruta que dejaron a medias veinte años
atrás y que consiste en pimplar birras como hooligans en doce pubs diferentes en una sola noche. Nuestro protagonista utilizará su carisma y artimañas para convencer a sus tres amigos (Eddie Marsan, Martin Freeman y Paddy Considine) y a su colega más íntimo, Andy Knightley (Frost),
quienes tienen una vida familiar y laboral estable, acorde a la madurez
que les correponde. A pesar del escepticismo y desconfianza que
despierta Gary en ellos, el cuarteto decide finalmente acompañar a su
desdichado amigo a la aventura, pero al llegar a su destino descubrirán
que sus habitantes se comportan de manera extraña.
Si
bien la historia a simple vista resulta algo más bobalicona que las
anteriores, el trasfondo es más rico, presentando un discurso moral
acerca de la amistad y la libertad, así como una enseñanza final que el
director ha querido reservar para el cierre de la trilogía, a modo de un broche que no le resta protagonismo a una base cimentada en buenas
dosis de humor británico, en la línea de sus predecesoras, y en un
honorable guiño a otras referencias míticas cinematográficas. Por si
esto no bastara, la película nos descubre además a dos todoterrenos que
complementan a la perfección el siempre estupendo trabajo de Pegg, Frost y Freeman. Ellos son Eddie Marsan (Sherlock Holmes, Ray Donovan) y Paddy Considine (La Saga Bourne, Bosque de Sombras), cuya
presencia es todo un acierto para extraer a la audiencia un sinfín de
carcajadas, sobre todo a ese sector más friki nivel máster de la escena sci-fi.
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En ese deseo de Bienvenidos al Fin del Mundo por regalar unos cuantos guiños y continuar respetando el estilo de sus hermanas, la película incluye alguna sorpresita al estilo de la aparición del James Bond Timothy Dalton en Arma Fatal, o la propia continuación de la coñita del helado. También se preocupa por conservar esa manufactura de serie B que no hace más que acrecentar ese saborcillo simpático a cinta de bajo presupesto que en todas las entregas ha jugado como baza para nostálgicos y nunca a la contra. Quizá esta tercera aventura no sea la mejor de las tres, pero ello no impide que funcione por sí sola, como tampoco evita que sintamos bien invertido el dinero de nuestra entrada de cine para gozar de esta última fechoría de aquel equipo que se formó en los 90, en la alocada serie Spaced, y que hasta hoy nos ha aportado su talento y buenrollismo con el propósito de hacernos pasar un rato cojonudo. Quién sabe, quizás esto sólo sea un "hasta luego" y no el adiós definitivo de esta panda de ingleses descerebrados que por ahora prosiguen su camino por separado, al menos hasta que Edgar Wright termine de rodar Ant-Man para Marvel.
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En ese deseo de Bienvenidos al Fin del Mundo por regalar unos cuantos guiños y continuar respetando el estilo de sus hermanas, la película incluye alguna sorpresita al estilo de la aparición del James Bond Timothy Dalton en Arma Fatal, o la propia continuación de la coñita del helado. También se preocupa por conservar esa manufactura de serie B que no hace más que acrecentar ese saborcillo simpático a cinta de bajo presupesto que en todas las entregas ha jugado como baza para nostálgicos y nunca a la contra. Quizá esta tercera aventura no sea la mejor de las tres, pero ello no impide que funcione por sí sola, como tampoco evita que sintamos bien invertido el dinero de nuestra entrada de cine para gozar de esta última fechoría de aquel equipo que se formó en los 90, en la alocada serie Spaced, y que hasta hoy nos ha aportado su talento y buenrollismo con el propósito de hacernos pasar un rato cojonudo. Quién sabe, quizás esto sólo sea un "hasta luego" y no el adiós definitivo de esta panda de ingleses descerebrados que por ahora prosiguen su camino por separado, al menos hasta que Edgar Wright termine de rodar Ant-Man para Marvel.
5 COMENTARIOS:
La he visto hoy.
Me ha encantado. Y creo que hemos visto dos películas diferentes Patricia, porque la que yo he visto ha sido una película sobre pasar página y madurar protagonizada por un perdedor y sus cuatro colegas en la que la excusa de la ciencia ficción solo es eso, una excusa y tu parece que has visto "Karate a muerte en Newton Haven".
Es la mejor de la trilogía y yo le pondría un 8.
Jaja, bueno, ya sabes Tximino, visiones distintas y gustos distintos. La vi en la Semana de Terror y no soy la única que piensa que las otras dos fueron mejores, pero vamos, que lo de siempre, cada cual tiene su opinión.
Pues para ser una película sobre pasar página y madurar, el protagonista ni pasa página, ni madura. A mí se me hizo repetitiva y aburrida. Lo único que tiene, que da ideas para alguna noche de sábado... 12 pintas en 12 bares.
¿Ah no madura?. De ser un jodido borracho a beber vasos de agua... Ok Ok.
es muy calidad esta peliculaaaa
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