La XXIII Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián se ha ido. Sí, peñita, se ha marchado y ni siquiera se ha molestado en hacernos pasar una bonita velada durante su última noche, que fue de lo más predecible, por cierto, porque no quiso ni sorprender en el palmarés, con un Premio del Público que fue a parar a manos de Matthias Hoene, director de la película británica Cockneys VS Zombies. Un galardón merecido no porque la película sea una obra sobresaliente, sin restarle mérito, sino porque en esta edición, poco más ha habido mejor, y es que el presupuesto cada año se ve más dañado por el contexto económico en el que nos hallamos. Aún así y como siempre, durante las proyecciones se han vivido grandes momentos gracias a un público que a pesar de la decadencia, se entrega al máximo para conseguir que la sangre siga fluyendo lo más animadamente posible, porque más allá de un programa con mayor o menor calidad, la Semana la construye la audiencia, y en eso, amigos, nunca falla, y menos mal, que si es por los títulos de este año, a estas horas ya estaríamos vegetales. ¿Las razones? Tras el salto.
En Donosti nos gusta partirnos el culo mientras vemos gente desmembrada, es así. La preferencia de este Festival por el terror de coña es ya una característica del mismo, con pocas excepciones en el hall of fame como Black Death o Déjame Entrar. El pasado año fue Lobos de Arga la que salió ganadora de una competición en la que sobresalía más Attack the Block. De todas maneras, en esta ocasión, tampoco estaban presentes cintas de un tono algo más serio que merecieran ningún tipo de reconocimiento. Por tanto, puede decirse que Cockneys VS Zombies era la candidata más acertada. La británica se centra en un par de hermanos que deciden organizar un atraco a un banco. Durante el robo, una plaga de zombies asola la ciudad y los chicos tendrán que tratar de llegar hasta una residencia de ancianos donde se encuentra su abuelo, un grandísimo Alan Ford visto en Snatch o Lock & Stock. El guión, desde luego, tiene unos puntazos de humor desternillantes y está bien rodada, con esos zombies chapados a la antigua que caminan despacito.
(Grabbers) |
Mención especial merece la china Tai Chi Zero, de Stephen Fung, una locurilla de esas orientales que te hacen sentir en alguno de esos segundos locos en las que el director lo perla que estás en un capítulo de Shin Chan, con una manufactura y una estética visual magistrales que incluyen luchas cuerpo a cuerpo coreografiadas por Sammo Hung, un mito que ha estado tras las batallas de las películas de John Woo o Jackie Chan. La trama gira en torno a un chaval que se ve obligado a viajar hasta una recóndita aldea en las montañas para aprender el kung fu autóctono, o de lo contrario, morirá. Allí se encontrará con que el pueblo se enfrenta a una gran amenaza.
(Tai Chi Zero) |
El Méliès de Plata al Mejor Corto Internacional fue para la también nacional Bendito Machine IV, del mallorquino Jossie Malis, un bello metraje animado sobre una petroquímica y una señora bajita, fea y malvada como Merkel, con un mensaje crítico importante. Enterito lo hallaréis aquí.
Otro español que se fue con perrito piloto fue El Último Onvre Bibo, de Dani Aguirre y Luna Martín, que se hizo con el Premio del Público al Mejor Cortometraje Español. La historia se centra en el único tío que queda sobre la faz de la tierra tras un apocalipsis. Encima resulta que es un pringado de mucho cuidado. Mucho humor y un protagonista de risa.
(Nostalgic Z) |
En cuanto al resto de caminantes que han pasado por esta XXIII edición, cabe destacar la presencia de Sinister, que inauguró, fuera de competición, esta Semana sin levantar demasiadas alabanzas, al igual que la encargada de clausurar el festival, El Hombre de las Sombras, del realizador de la imprescindible Martyrs, Pascal Laugier, film que aunque con detalles muy rescatables, aparte del físico de Jessica Biel -partidaria de la táctica "Theron": cuanto más horrenda, más parezco tomarme en serio mi trabajo-, no llegó a emocionar demasiado con un argumento algo enrevesado sobre misteriosas desapariciones de niños. Sí gustó más, en cambio, la sorpresita que nos tenía preparada Josemi Beltrán, director de la Semana, que logró matar a carcajadas a un público encantado con John Dies at the End, una divertida cinta de Don Coscarelli con viajes entre dimensiones, salsa de soja como potente estupefaciente, repugnantes mutaciones y con el magnifique Paul Giamatti. ¿Puede haber algo mejor? Sí, un perro héroe y aquí lo hay. Imperdible. Os dejamos su tráiler.
El terror en estado puro llegó en la última jornada y fuera de competición de la mano de la patria Serie B, y no precisamente porque la película acojonara más que el desnudo a medias y amenazante -algo peor parecía cernirse sobre nosotros- que protagonizó Mario Vaquerizo durante la entrega de premios, sino porque Richard Vogue se atreve en esta cinta que intenta ser una mezcla entre Machete, Funny Games y El Invitado, sin conseguir ni acercarse, claro, a dirigir a Sonia Monroy y sus amiguitas siliconadas, cuyos talentos interpretativos son inversamente proporcionales a sus tetas. El realizador afirma que es una crítica al sistema de financiación español y un homenaje a la serie B; sin embargo, el resto pensamos que es un insulto al género y un homenaje al falo.
Reseñable el paso de la ópera prima de Brandon Cronenberg, Antiviral, una cinta que transcurre en un provenir distópico en el que el fanatismo por las celebridades ha llegado hasta tal punto, que los fans compran las enfermedades que éstos padecen y se las inyectan -se cagan si llega a haber una Amy Winehouse en el futuro-. Interesante argumento, pero sobran minutos de metraje y se anhela algo más de acción trepidante.
(Antiviral) |
Se echó en falta asimismo la presencia de la de Leos Cárax, Holy Motors,
la vencedora de este año en Sitges, cuya enfermiza psicodelia quizás no
era apropiada para la audiencia donostiarra. Por suerte, este mismo mes
la estrenan en nuestros cines.
La XXIII Semana de Cine Fantástico y de Terror no va a ser, desde luego, una de las ediciones que más se recordará en la historia de este festival, pero como sucede con todas las pequeñas piezas que en aparencia son nimias, resulta un eslabón fundamental para constatar que la maquinaria sigue en marcha y que nos conduce a un 25 aniversario cada vez más cercano, porque sobrevivir, al menos, como buenamente se pueda, en estos tiempos de recortes a la cultura y de incertidumbre, debe ser el primer objetivo y de esto, la organización es más consciente que nunca. Nos pueden quitar la financiación, nos pueden subir el IVA de las entradas, pero lo que jamás se llevarán, es el alma de un público que, a pesar de las dificultades e inclemencias, continúa siendo fiel y aportando el mejor buenrrollismo para que el jolgorio y golferío de la Semana no se pierdan jamás.
2 COMENTARIOS:
Felicidades Patri porque es un reportajazo.
Los zombies siguen de moda... Ya está durando...
Que ganas de ver John Dies At The End. EnvIdia cochina.
Ya lo creo, está muy bien¡
He visto el corto 'Bendito Machines', y me ha gustado. Pero me he quedado con las ganas de ver el de Voice Over, que sí que tiene pintaza y no lo he encontrado¡
En 2 semanas, Holy Motors¡
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