Crítica de cine: Los Descendientes

Clooney, el humano




Nota: 7

Lo mejor: que es totalmente inofensiva.
Lo peor: la subtrama ecologista.

Más allá de que estemos ante la quinta y muy continuista -en todos los sentidos- película de uno de los abanderados del cine indie reconvertido en comercial, Alexander Payne (Election, Entre Copas), Los Descendientes, como ya avisa su póster, está centralizada en torno a un George Clooney que ha convertido en tradición el ofrecer una tragicomedia oscarizable cada poco tiempo. El tipo, que a estas alturas no necesita demostrar que de tonto no tiene un pelo, ha llegado a ese punto en el que puede permitirse estar rodeado de gente con el suficiente renombre como para confeccionar un pack atractivo pero sin el peso necesario para robarle protagonismo. Esa estrategia le ha llevado a recaer en un bucle recurrente de películas correctísimas que no alcanzan la excelencia sencillamente porque no están pensadas para ello, sino para que el intérprete se lleve un Oscar al mejor actor protagonista de una vez por todas. Y eso, en el fondo, es hacer las cosas a medias.

Con ese panorama, no es de extrañar que el trabajo del actor sea lo mejor de Los Descendientes. Sí. Clooney clava al hombre medio que tan bien inmortalizaba Jack Lemmon con su cara de desconcierto logrando la perpetua complicidad con el espectador; pero como ya nos avisa la siempre tramposa voz en off al inicio de la cinta, todo en The Descendants está orientado a que empaticemos con el personaje hasta tal punto que no existe otro eje en la película. Y es precisamente esa intención de Clooney de cargarse la montaña a las espaldas la que termina dejando cojo al film por muy bien que éste lo haga.


Su trama, por ejemplo. Con una premisa suculenta que llega a donde llega por y a pesar del personaje. La historia empieza con un abogado que descubre una infidelidad por parte de su esposa justo cuando ella se encuentra en coma irreversible por culpa de un accidente. A pesar de que se parte del retrato de una familia disfuncional que ahora depende por completo de un padre ausente y desorientado, la cosa parece funcionar. La idea de Matt de emprender un viaje para conocer al amante de su mujer con la excusa de darle la trágica noticia es tan excéntrica como efectiva a la hora de mantener al espectador a la expectativa. Y una vez sucede, ¿Nos quedamos sin historia? No, porque es entonces cuando se empieza a hacer grande una subtrama que ya venía avisando desde el principio de la cinta.

Resulta que la familia del protagonista posee en herencia una playa paradisíaca en Hawai sobre la que perderán los derechos en poco tiempo, y depende del personaje de Clooney tomar la última decisión sobre vender el terreno para que construyan un complejo hotelero. Casualidades de la vida, sus parientes implicados viven en la misma isla en la que se encuentra su objetivo (Matthew Lillard correcto en un "¿y tú qué haces aquí?" en toda regla), que, sorpresas aparte, es uno de los principales representantes de la otra parte. ¿Hace falta decir más? El universo del filme se alinea de una forma demasiado perfecta en torno al personaje principal, hasta tal punto que no sólo empatizamos con él, sino que llegamos a predecir su futuro sin el más mínimo margen de error.


Es por ello que Alexander Payne intenta buscar la emoción en el retrato conjunto de una familia que ha de aprender a vivir coja. Sus personajes, aunque ya tópicos en este tipo de films (el abuelo cascarrabias, el tío vividor, la adolescente rebelde, la niña rarita...), resultan lo suficientemente efectivos como telón de fondo para el recital de Giorgio. Pero una vez más, la omnipresencia del canoso de moda no nos deja conocer si hay algo más allá del estereotipo ni tampoco apreciar como un veterano de la talla de Robert Foster o la joven Shailene Woodley sacan jugo a sus roles. En esta dirección es donde más manga ancha tiene Payne con momentos como ese plano final que dice tanto con tan poco, y que deberían haber estado más presentes a lo largo de la película en lugar de tanto Clooney con la mirada perdida.

Pero, que lo que pudo ser no os impida disfrutar de lo que realmente ofrece una película como Los Descendientes, ya que entre toda esa previsibilidad también hay espacio para las medias sonrisas que provoca un relato cotidiano (por parte del noviete de la hija, por ejemplo), e incluso hay quien puede encontrar una especial empatía con la evidente dureza de la situación que atraviesa la familia protagonista y su forma de afrontarla (la primera conversación en el hospital). Mostrar en pantalla sentimientos tan descarnados como el odio hacia una persona en estado terminal, e incluso el deseo de que todo llegue a su fin, no es una tarea fácil. Y menos sin caer en el dramatismo o perder el tono amable. Quizás no sea suficiente como para terminar de llenar ese ansiado pack del que os hablaba al comienzo, pero a este ritmo es sólo cuestión de tiempo que Clooney termine consiguiéndolo.

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7 COMENTARIOS:

MigueL dijo...

Es una película visceral que ataca desde lo más profundo al espectador con la situación del personaje de Clooney. Tienes razón en cuanto a que empatizamos con él totalmente.

Tengo claro que si no se lo lleva Clooney, se lo llevará el actor francés de 'The Artist'.

A mi los dramas no me tiran, sin embargo eso no es razón para volver a ver 'Los Descendientes'. Yo la subiría un 8 por la fotografía, muchas escenas que son para enmarcar como por ejemlo la del encuentro con el amante de su esposa o el de la canoa al final con sus hijas esparciendo las cenizas de esta.

Triste relato y serio título.

Entre esta y la de las "10 nominaciones" van a ser las mas competentes la noche de los Oscar.

Un saludo palomiteros.

Alexandra dijo...

A mi me sorprendió. No entendia el porqué se podía llevar el Oscar, porque Clooney es Clooney y por muy buen actor que sea siempre actua en su línea. Lo que sí que es verdad, es que en esta ocasión empatizas un montón con su personaje. No sé si gracias a la interpretación o al guión en sí...
En cuanto a la historia me gusta, está todo bien hilado y no le veo gran fallo al tema de la propiedad. Que si no le habría pasado lo de su mujer quizás si habría vendido...
Muy de acuerdo con Miguel en lo de las escenas esas y lo del colega cachondo de su hija, muy buen punto.

Pablo de los Rios dijo...

Ojala sea para el frances Miguel, porque como apunta Alexandra, yo creo que esa empatia procede del guion y Clooney se aprovecha con su buen hacer de siempre. Porque tener un nivel general alto es lo que tiene, que o te afeas para ganar el oscar (syriana, que no me gustó nada) o esperas a que se alineen los astros (poca competencia, mejor pelicula a todos los niveles) y a la industria le de por encumbrar uno de tus trabajos.

MigueL dijo...

Me comí un fragmento de mi opinión que no publiqué. 8 no solo por la Fotografía. A parte tiene una dirección importante y el director acierta con dar todo el peso al intérprete en cuestión.

Cuando ví 'The Artist' me dejó la impresión de que Clooney lo iba a tener difícil, pero creo que ahí ahí estará la cosa.

Anónimo dijo...

Me ha parecido muy lenta, un argumento sobre la moralidad norteamericana sin sentido y cuando termina te falta algo, la fotografía muy bonita. No la recomendaría

Carlos dijo...

Para mi algo lenta y por momentos soporífera, aunque si que tiene momentos dramáticos interesantes (el encuentro con el amante, el "choque" familiar al retomar su relacion con las hijas...)
No acabó de conseguir que me emocionara especialmente con la trama.
Clooney bien, pero no como para un oscar.

Anónimo dijo...

Cínefilos, el argumento de esta película es un desastre o mejor dicho no tiene, es lo más parecido a una telenovela mejicana, no nos pueden hacer creer que mientras la mujer se está muriendo viajan de acá para allá cómo si nada todo para que, para encontrar al amante y que además el tipo sea corredor de bienes raíces tratando de quedarse con las tierras de sus ancestros, bastante light el libro, poco creible los yankis inventan primeros planos todo para volcarlo en la industria de los oscar.

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