Tras el reciente final de Friday Night Lights, y viendo las buenas críticas que había cosechado tanto el cierre de la serie como en su conjunto en general, me percaté de que ya iba siendo hora de darle una oportunidad a una serie que siempre ha estado en el filo de la cancelación a lo largo de toda su emisión. Lo cierto es que en un principio me mostré escéptico con la serie ya que había leído algunos comentarios que la asemejaban a un clásico drama adolescente que se acercaba peligrosamente a algo parecido a Las chicas Gilmore (¡Ojo! No digo que Las Chicas Gilmore sea una mala serie, solo que es demasiado cursi para un servidor) por poner un ejemplo.
Tras un piloto sensacional -razón importante de que nunca abandonase la serie- quede francamente sorprendido, Friday Night Lights se acerca con todo detalle al fútbol americano de instituto, donde los jóvenes estudiantes son tratados por el pueblo de Dillon como absolutas estrellas para que después en la mayoría de las ocasiones caigan en el olvido o en el fracaso, siendo para muchos una dura vuelta a la realidad. Dillon es la pequeña ciudad tejana donde ocurren los acontecimientos, un pueblo que desde luego representa un personaje más dentro de la serie, así que lo fue la triste Baltimore para The Wire.
Friday Night Lights no cae en el estereotipo tejano que habremos visto mil y una veces en el cine, lo cual no quiere decir que no haga un retrato fiel de lo que puede ser una sociedad enferma por el fútbol, pero eso no sólo ocurre en Dillon. Los Panthers de Dillon representan el alma del pueblo, no importa las dificultades a las que se enfrenten los habitantes de Dillon siempre que cada viernes su equipo venza en el competitivo terreno de juego. Una afición incondicional en la victoria, pero verdugo en la derrota donde la presión siempre recae sobre los jugadores, pero sobretodo sobre el entrenador Eric Taylor, personaje doctrinal cuya presencia se asemeja mucho a las del maestro Miyagi o el Jedi Obi Wan Kenobi.
La primera temporada mostró tanto las debilidades de Friday Night Lights como sus fortalezas. La serie se debate siempre entre el motor del argumento que es la temporada de Fútbol de instituto y los líos amorosos crepusculeros de los jugadores y de los que les rodean, que en ocasiones llegan a hartar hasta la saciedad. No obstante, la serie acaba atrapándote en cada partido, en cada historia. Sin embargo, en la segunda temporada tenemos un bajón catastrófico, también debido a la huelga de guionistas, donde el fútbol queda aparcado en un segundo plano, llegando la serie a parecerse a un clon de la siempre mítica Sensación de vivir. Lo cierto es que estuve a punto de abandonar la serie, algo que sólo he hecho con una vez anteriormente, la decepcionante Prison Break.
La tercera temporada consiguió remontar algo el vuelo, donde vimos el final de algunos personajes como Smash, jugador con un alto ego cuya realidad le coloca siempre en su sitio y cuyo corazón junto con la ayuda de Taylor le devuelve a su ansiada meta: la NFL. Sin embargo, fue el final de la tercera temporada la que marcó el brutal salto de calidad de la serie, cuando el carismático entrenador experimentó lo traicioneros que pueden ser los caciques del fútbol.
Nunca más un Panther, ahora un Lion. Así de drástica comenzó la magnífica cuarta temporada, donde los guionistas lograron incluso que llegásemos a odiar a los Panthers, el mismo equipo al que una temporada anterior vitoreábamos como un habitante más de Dillon para conseguir el ansiado Estatal. La cuarta temporada es la que mejor define el espíritu del deporte, el alma de competición, las ganas de querer mejorar y sobretodo la persistencia de Eric Taylor, personaje clave, de esos que nunca llegaría a concebir la serie sin él. El entrenador Taylor saca adelante un equipo en ruinas compuesto por jóvenes problemáticos condicionados por el estrato social que al igual que en la cuarta temporada de The Wire solo tenía dos salidas; La cárcel o la muerte en las esquinas. Una magnífica temporada donde una palabra quedo grabada a fuego en el fatídico partido contra los Panthers, orgullo.
La quinta y última temporada tenía la responsabilidad de cerrar las historias, o mejor dicho poner un punto y aparte a muchos de los entrañables personajes de Friday Night Lights. Sin embargo, la última entrega peca en general de previsible ya que en mayor medida repite la fórmula de la primera temporada y también vive siempre bajo la larga sombra de la cuarta entrega. No obstante, el último capítulo lo podría de describir con muchas palabras, pero de todo nuestro rico vocabulario elegiría "emotivo".
Riggins, Vince, Tami, Julie, Street o Saracen finalmente parecen encontrar el rumbo a sus vidas. Evidentemente no es el fin, durante estas cinco temporadas hemos visto como los personajes se preparaban, no para ver como acaban este último capítulo, sino para saber cómo afrontarían el resto de sus vidas. Taylor cumplirá su sueño, Tamy seguirá realizándose ayudando a los jóvenes descarriados, Tim cumplirá su promesa de vivir la buena vida de Texas. Friday Night Lights no es una obra maestra ni muchos menos, pero lo cierto es que engancha y mucho, tal vez por sus personajes, tal vez por el fútbol, o quizás será porque siempre nos acaban gustando las historias de realización personal. De todas formas, siempre echaré de menos las calles de Dillon…
3 COMENTARIOS:
Empece a verla y la deje a la mitad de la segunda temporada. La primera empezaba muy bien (el primer piloto, mostrando la semana de un equipo de futbol americano es acojonante) el final de temporada tambien molaba (cuando jugaban la final) pero todo lo de más me aburria muchisimo. Los personajes me calleron fatal todos y lo que empezaba siendo una serie sobre los tejemanejes del futbol americano terminaba convirtiendose en un puto drama adolescente más (con todo el rollo de Saracen y la hija del entrenador, el triangulo Riggins, Street y Layla, el panochito y la que va a hacer de Wonder Woman...).
La tengo como pendiente (porque me han dicho que luego mejora) pero no es de la que mas prisa me voy a dar por terminar.
por cierto, dicen que hay gente que ha terminado prison break.
dicen.
jajaja es q la 3 temporada de prison me partio en dos.
Tienes toda la razon tximino, la segunda es horrible y me falto un pelo para dejarla. Pero la cuarta es brutal.
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