Crítica de cine: La caja (The box)

Nota: 6

Lo mejor: El siniestro propietario de la caja al que da vida un inmenso Frank Langella

Lo peor: Algunos momentos a lo David Lynch y la actuación de Cameron Diaz.

Lo del director de Donnie Darko es un caso extraño, y es que tras dejarnos a todos boquiabiertos con uno de los debuts más intrigantes de la historia, no se entiende como se prestó a dirigir aquella IDA DE OLLA titulada Shoutland Tales. Una cinta de género inclasificable protagonizada por Buffy, Stifler y The rock a cuya historia aún le estoy dando vueltas por incomprensible. Por eso era de esperar que con esta The Box el realizador volviera a poner los pies en la tierra y nos dejara otro thriller de ciencia ficción de los que marcan época. Desgraciadamente no es el caso.

El gran Richard Matheson es el autor del relato en el que se basa La caja, uno de los escritores de ciencia ficción más influyentes de la historia cuyo éxito más conocido es Soy leyenda (Con un final que le dá mil vueltas al de la cinta protagonizada por Will Smith). La historia se ambienta en la norteamérica de los 70, con el país centrado en la carrera espacial, y nos cuenta como un acomodado matrimonio recibe un día la visita de un hombre desfigurado con una singular caja con un botón rojo. El extraño les promete un millón de dólares si lo presionan, pero antes les previene que en el instante en el que lo pulsen morirá una persona a la que ellos no conocen. El dilema está servido y la pareja prontó tomará una decisión. La culpa pronto empezará a consumirles a la vez que indagan en la identidad del misterioso benefactor y descubren sus verdaderas intenciones.

Con las bases sentadas son varias las preguntas que rondan por la cabeza del espectador: ¿Quién es el hombre de la caja?, ¿Es cierto que morirá alguién si presionan el botón? y ¿Cómo es eso posible? son algunas de ellas, y el éxito de un argumento tan singular como este depende de lo satisfactorio de las respuestas. Es aquí donde The box falla estrepitosamente. No vamos a destripar aquí el final de la película, pero baste decir que a medio metraje el juego de intriga que se trae el director con el espectador llega a un punto muerto, y antes de que te des cuenta la película ha terminado y se supone que ya conoces la verdad del relato.

Podría decirse por tanto, que el principal problema de La caja es un guión muy poco desarrollado. Richard Kelly es consciente de ello e intenta mantener el suspense mediante escenas oníricas y desconcertantes a lo Mulholland drive (Los huéspedes del hotel Galaxy por ejemplo). Pero por desgracia sólo consiguen confundir más a la audiencia y no terminan por tener justificación en la historia.

La interpretación de Cameron Diaz tampoco ayuda nada al conjunto, y es que en ningún momento resulta creible como ama de casa tímida y cohibida. Hasta ver The box no consideraba mala actriz a la protagonista de La máscara, quizá porque estamos demasiado acostumbrados a verla en comedias y en muy pocas ocasiones a migrado de género. En Un domingo cualquiera aguantó bien el tipo y no tanto en Gangs of New York, pero lo de esta The box es de juzgado de guardia. Hasta su marido en la ficción, el ciclópeo James Marsden, se la come con patatas en cada escena, pero es el gran Frank Langella el que levanta la película con cada una de sus apariciones.

El veterano actor estuvo nominado el pasado año al Oscar y en cada nuevo trabajo nos demuestra que no fue por casualidad. Cada vez que el extraño de la caja aparece la cinta gana enteros en intriga y misterio. Y es que dichas apariciones están tan bien planeadas que resultán lo mejor de la función. También ayuda una de las caracterizaciones más horripilantes que he podido ver en una sala de cine.

La caja es en definitiva una idea con muchas posibilidades que fracasa por culpa de un mal ritmo argumental. Se hace aburrida, incoherente y resulta insatisfactoria. El recurso de encajar con calzador a una estrella de renombre tampoco funciona y el director se encuentra sólo ante la responsabilidad de sacar a flote el proyecto. Es su labor tiene la suerte de encontrarse con un Frank Langella en estado de gracia, pero entre los dos no son capaces de hacer de La caja otra Donnie Darko y se quedan en un capítulo de lujo de Más allá del límite.

Noticias relacionadas