Crítica: Los mundos de Coraline

NOTA: 8
LA SUMA: Alicia en el País de las Maravillas + Pesadilla antes de Navidad - El viaje de Chihiro = Los mundos de Coraline.

Como anuncia el trailer televisivo de esta película de animación, Coraline está dirigida por el responsable de Pesadilla antes de Navidad y James y el melocotón gigante, Henry Selick. Muchos piensan que ambas fueron realizadas por el incomparable Tim Burton, pero no, el director de Big Fish sólo ejerció de productor imprimiendo su sello personal en ambas producciones. En esta ocasión, el protagonismo absoluto recae sobre el también director de la olvidable Monkeybone, un animador experto que ha trabajado en cintas como Life Acuatic de Wes Anderson.

Basada en la novela de Neil Gaiman (Stardust), la historia es una nueva vuelta de tuerca al mito de Alicia en el País de las Maravillas, en la que la pequeña niña Coraline descubre un universo paralelo en una diminuta puerta tras un mueble del salón. Ese nuevo mundo parece igual al anterior, sólo que en él, sus padres le prestan toda la atención que en el mundo real no pueden. Parece un lugar idílico, lleno de pasteles y juguetes, dónde incluso los vecinos de Coraline han dejado de ser un antiguo domador de circo borrachín y unas ancianas cotillas para convertirse en personajes fascinantes y divertidos. Lo más extraño de todo es que en vez de ojos, los habitantes de este universo tienen unos siniestros botones, el conflicto llegará cuando le exijan a la niña que se desprenda de sus ojos si desea quedarse en este mundo lleno de aparente felicidad.

El estilo visual que tanto nos gustó de Pesadilla se aprecia en cada plano de Los mundos de Coraline: es una tecnica denominada Stop-motion en la que se anima a marionetas sin cuerdas fotograma a fotograma. Los números musicales no son tan abundantes como en la cinta navideña, pero si sus delirantes resultados, llenos de surrealistas coreografías y pegadizas melodías.

La construcción de los personjaes es el principal acierto de esta película: el "otro padre" y sus manos robots que tocan el piano son realmente divertidos y la Arpía logra inculcarnos miedo y angustia cuando revela su verdadera forma. Es muy complicado lograr que en una película sin actores reales los personajes transmitan exactamente lo que se espera de ellos, y en estos Mundos de Coraline ese objetivo está más que superado.

La historia tiene suficientes variaciones con respecto al original de Lewis Carroll como para constituirse como una película novedosa, ya que al igual que El viaje de Chihiro, el cambio de contexto y personajes es completamente radical. Pero quizá su mayor fallo sea adoptar los aspectos más infantiles del cuento de Alicia y mezclarlos con numerosos toques siniestros, claramente heredados de la colaboración con Burton, que en ocasiones rompen el tono de la cinta y seguro harán estremecerse a los niños más temerosos. Para los adultos en cambio, se convierte en una atípica experiencia , tremendamente imaginativa y de una factura visual intachable. Y es que no todo es Pixar.

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