La mayor parte del público reconocerá a Richard Attenborough por su inmortal papel del millonario John Hammond en la clásica Jurassic Park (Steven Spielberg, 1993), aunque el inglés, que nos dejaba hoy a la edad de 90 años en una residencia para artistas jubilados de Londres, fue el protagonista de una vida cargada de éxitos, reconocimientos y anécdotas. Y es que el también director no sólo luchó en la Segunda Guerra Mundial en Real Fuerza Aérea británica, sino que también fue presidente de la Academia de Arte Dramático de su país e incluso del Chelsea, equipo del que siempre fue seguidor acérrimo, además de flamante poseedor del título de Lord, cuatro Globos de Oro y un Oscar.
Nuestra despedida a uno de los actores, directores y productores más influyentes del pasado siglo, tras el salto.
La llegada a Hollywood de Richard Attenborough se produjo en 1963 con La Gran Evasión (John Sturges), después de alcanzar la fama en su país gracias a su papel en Historia de una Cobardía (Bernard Knowles, 1947), basada en la novela de Graham Greene. Durante los siguientes 25 años, casi siempre como secundario, participó en cintas de éxito como Plan Siniestro (Bryan Forbes, 1964), El Vuelo del Fénix (Robert Aldrich, 1965) o Rosebud (Otto Preminger, 1975), hasta que, precisamente con un trabajo también de Preminger, El Factor Humano, se retirara momentáneamente de la interpretación en 1979.
A partir de ahí, Attenborough decidió dedicarse en profundidad a sus facetas como realizador y productor, en las que ya había conocido el triunfo gracias a títulos como El Joven Winston (1972) o Un Puente Lejano (1977). Finalmente, ganó el Oscar en dicha categoría con Gandhi, que se hizo con 7 estatuillas más en la ceremonia de 1983.
Hermano del prestigioso naturalista Sir David Attenborough, Richard también fue distinguido como Sir en los 70, título que compartiría con el de Lord en 1993. Retirado definitivamente tras participar como actor en algún título menor durante la década siguiente, su salud empeoró drásticamente en 2008, cuando sufrió un ictus del que nunca se recuperó. En 2013 se trasladó a una residencia para artistas retirados en Londres junto a su esposa Sheila, con la que se casó en 1945.
Sir Ben Kingsley, que ganó un Oscar por su papel en Gandhi, ha emitido un comunicado en el que asegura que el desaparecido confió en él "con la tarea crucial de llevar a la vida un sueño que le llevó 20 años realizar. Cuando me dio el papel de Ghandi, lo hizo con mucha elegancia y alegría. Me trasladó una confianza absoluta y, como contrapartida, deposité en él una confianza absoluta hasta empezar a quererle. Yo, junto con millones a los que alcanzó gracias a su vida y trabajo, le echaremos de menos profundamente".
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