El final de 'Breaking Bad' cierra una ecuación perfecta

La serie de AMC ofrece otra clase magistral en su capítulo de despedida


El final casi siempre suele ser sinónimo de miedo, y más en televisión. Con la salida por la puerta de atrás de Dexter Morgan a tan sólo una semana de distancia no creo que tengáis problemas para recordar la sensación. Os hablo de una congoja no ya a perder a unos personajes con los que llevas compartiendo años de tu vida, sino miedo a que la caguen; a que esos roles a los que conoces al dedillo, en ocasiones mejor que a algunas personas del propio entorno, no tengan el adiós que merecen y languidezcan entre ideas improvisadas a última hora para salvar la papeleta. Entre otras razones, por éso Breaking Bad es un poco más especial. Porque todo aquel que se haya acercado a la final de la serie de AMC, o a la última temporada en general, habrá visto como ese miedo se disipaba por completo en favor de la seguridad aplastante de la que goza el  que estaba a punto de asistir a algo único, a un ejercicio de alquimia televisiva irrepetible en su misión última por dejar satisfechos a la legión de seguidores más exigente posible o, en definitiva, al nacimiento de un legado por fin completo.

Nuestras impresiones del final de Breaking Bad, con spoilers, tras el salto.

Como si de un fantasma que volviera del infierno para vengarse se tratara, Walter White regresaba en este último capítulo a Albuquerque no sólo para dejar atados todos los cabos sueltos, sino para echar el cierre a un ciclo evolutivo que, tan complejo como la vida misma, sólo podía terminar de la misma forma. Y es que en realidad, la respuesta a la pregunta que nos ha estado acechando a todos desde que se estrenará el año pasado el primer episodio de la quinta temporada, para quién era el arma que guardaba en el maletero un futuro y peludo Walt, no era lo más fundamental. Tampoco importaba demasiado si realmente iban a morir todos los personajes, como no ha dejado de bromear el reparto durante estos meses en diversas entrevistas. La clave se encontraba en un lugar mucho más profundo y oscuro: en el interior de Walt, junto a ese tumor asesino y rodeado de la sangre más gélida que puede soportar el sistema circulatorio humano.

Porque si la serie de AMC ha tenido un eje central, más allá de la ascensión y caída del último capo de la metanfetamina o de sus batallas a muerte contra la competencia, ya sea en forma de refinado magnate de la hosteleria o con la apariencia de unos rednecks carcomidos, ése ha sido el autodescubrimiento. Lo que comenzó como un plan para proveer a su familia el día que él no estuviera se fue convirtiendo poco a poco en una profesión, en una carrera cuya vocación su autor jamás pensó que tendría tan enraizada; y su historia sólo podía terminar con el abrazo total de Walter a Heisenberg o, en definitiva, con la transformación total y completa de este antiguo profesor de instituto y don nadie profesional en un oscuro mito del crímen, con su correspondiente final a la altura de la leyenda.

La escena crucial, la auténticamente reveladora, nos ha llegado en forma de última conversación entre Walt y Skyler. En ella, el ahora prófugo por fin confesaba el secreto que más le ha atormentado siempre, por encima incluso de las contingencias momentáneas o de la terrible enfermedad que crecía en su interior. Se trata de un secreto que reside en su propia vanidad, en el orgullo que ha de producir el convertirse en el mejor en su campo, por muy tenebroso y moralmente demoledor que sea. "Disfrutaba", ha sido la sentencia de nuestro protagonista. Una frase que, sumada a las eficaces venganzas contra Lydia, Todd y la banda de Jack, junto a la aparente seguridad económica en la que ha dejado a Flynn, se ha convertido en ese elemento químico capaz de alterar la ecuación hasta lograr un resultado imposible: el final feliz y satisfactorio. 


Por supuesto, antes hemos asistido al último plan de esta mente maestra del crimen, a la altura de una persona que goza por fin, tras 5 temporadas, de la máxima seguridad en sí mismo. Primero, la puesta en escena en casa de los Swartz ha sido tan abrumadora como la propia utilización de los personajes,a los que creíamos olvidados en flashbacks de los primeros pasos de la serie. Pero el ingenio mecánico colocado en el maletero de su viejo coche ha sido la última aportación de genialidad de este kamikaze tan desesperado como brillante. Con sus 52 años recién cumplidos y la apariencia de uno de esos adictos a los que ha estado cebando, pero más peligroso que nunca, Walt ha logrado una hazaña que se antojaba imposible. Porque estaba claro que Heisenberg iba a a morir con las botas puestas, arrastrando con él a todo aquel merecedor de su odio, pero parecía un sueño propio de un loco que también fuera a hacerlo con una sonrisa dibujada en su rostro por encima del sentimiento de culpa.

Hay quien dirá que la salvación de Jesse ha sido otra de las razones para el último y satisfactorio estertor del protagonista, congraciándose con su pupilo tras haber destruido su mundo en varias ocasiones, pero personalmente creo que ahí, en ese rescate épico, es donde se ha encontrado el auténtico guiño del capítulo a la audiencia. Sin desmerecer la agradecida presencia de Badger o Skinny Pete, de ese breve flashback protagonizado por Hank o de un desfile de planos y encuadres con la misión intencionada de homenajear a varios de los momentos cruciales de la serie, la conclusión bondadosa de Jesse es esa mirada cómplice que nos ha dedicado el Vince Gilligan escritor, consciente del cariño que suscita el personaje y de lo merecedor que es de un nuevo comienzo a pesar incluso de que, para lograrlo, necesite articular debilmente -en el que es el único "pero" que se le puede poner al episodio- la excusa para que el joven se encuentre en la misma habitación que Walt en el momento exacto.

Después, el brazo mecánico ha hecho la mayor parte del trabajo, dejándole a nuestro antihéroe la doble oportunidad de rematar al mismísimo Jack con la indiferencia que merece mientras renegaba por última vez del dinero de la droga. Por desgracia, una de sus propias balas le alcanza durante el asalto, acelerando la cuenta atrás que ha pesado sobre sus hombros desde que le conocemos. Ha sido en ese momento, una vez se ha quedado solo con su antiguo alumno en la agujereada habitación, cuando Jesse le ha mirado a los ojos y ha comprendido que, en realidad, su ahora rival ya era un muerto viviente, un cascarón vacío que sólo ansía regodearse en su propio orgullo por última vez


La que en sus comienzos estaba destinada a ser una serie marginal, cercana al de un volatil experimento argumental, desde su segunda temporada ya apuntaba hacia este día, hacia un cierre de ciclo perfecto, capaz de competir de tú a tú con clásicos de la pequeña pantalla como The Wire o Los Soprano; dos series a las que referirse a partir de ahora como precursoras en lugar de como definitivas no es del todo descabellado. Porque hace tiempo que nos acotumbramos a una dirección y planteamiento visual tan arriesgada como poética, a unas interpretaciones de otra liga, cimentadas en unos guiones empeñados en cincelar a sus personajes hasta la obsesión, pero nunca podremos habituarnos a semejante nivel de excelencia, de incertidumbre constante mezclada con la tranquilidad que otorga un historial de temporadas sin mácula, y mucho menos a que el cuadro completo rezume semejante coherencia e integridad artística en un panorama televisivo donde las ficciones, HBO aparte, se definen por buenas ideas lastradas por la improvisación y el fan service.

Breaking Bad, convenciendo a 10,3 millones de espectadores en su despedida frente a los 1,2 que se engancharon durante la primera temporada, ha irrumpido en ese panorama para convencernos de que el nacimiento de los mitos no se quedó en la antigua Grecia, sino que también pueden surgir entre la neblina de un experimento de química llevado a cabo en el interior de una destartalada caravana en el desierto de Nuevo Mexico. Ahora sólo nos queda esperar que el anunciado spin off protagonizado por el escurridizo abogado de la serie, Better Call Saul, no se convierta en esa mancha en el expediente de esta página en la historia catódica, a cuya escritura hemos sido afortunados testigos.

A modo de despedida, os dejo la canción que suena durante los momentos finales de la serie, Baby Blue de Badfinger, con un título y mensaje más que apropiados para la ocasión:


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9 COMENTARIOS:

Julen Alonso dijo...

Es la mejor serie de todos los tiempos...y merece ya un cambio en nuestro ranking y que escusa mejor!

Ha sido un gran final, pero no ha sido el mejor capítulo de la temporada. Ozymandias tuvo ese honor, tan desgarrador tan directo a la médula! Los dos últimos capítulos han servido de epílogo, de la consagración del mito, murio Walter o murio Heissenberg? tal vez nunca estuvieron tan separados como creíamos...

Walter White es también con total seguridad el mejor personaje de la TV, Su evolución ha sido increible sobretodo a partir de la segunda temporada cuando descubre que su cancer retrocedía y ya no tenía justificación moral para sus actos, sin embargo ahí empezamos a descubrir que lo que empezó por necesidad se convirtió en vicio...Recordemos ese mítico Get out of my territory!

En Breaking Bad es alucinate los detalles y como Gillian ha calculado todo al milímetro,,,siemplemente adios Walt, adios Hank, adios Jesse!

piscis dijo...

Crítica hecha con cariño. Suscribo cada palabra.

La única serie que conozco (y probablemente conoceré) que nunca ha tenido altibajos, sino que ha ido siempre hacia arriba.

Recordaremos tu nombre.

Anónimo dijo...

Es un mal día para McNulty y Tony Sopranos....

Diego López Balboa dijo...

Lo de Breaking Bad ha sido algo que no alcanzaremos a ver hasta dentro de unos años. Es cierto que, como bien dice Pablo, ya estábamos acostumbrados a esa calidad global en un drama, pero no hasta este punto de no haber fisuras,

En la comedia ya pasó con Seinfeld, sin fisuras, una serie que crece, que creció en audiencia y que se retiró porque le dio la gana a los creadores. A día de hoy, cada vez que veo una comedia, no paro de ver guiños, influencias e incluso plagios (frases calcadas y capítulos calcados) de Seinfeld. Estoy seguro que a partir de ahora pasará lo mismo con Breaking Bad.

No creo que haya que desmerecer ni a las series anteriores (que abrieron camino a Breaking Bad, como Cheers abrió camino a Seinfeld) ni a las series futuras... Simplemente hay productos que juegan en otra liga.

Por último a modo de curiosidad... http://pic.twitter.com/9wwph6f2bm

Moisex dijo...

"Pero quizás hay otro elemento que hace tan especial a Breaking Bad. Y ese es que a pesar de su ritmo lento y metódico la evolución de la trama centralizada en su personaje principal es palpable en todo momento. Y no solo eso, se trata de una evolución acompañada de un aumento de calidad que explota las virtudes del medio televisivo aprovechando los lapsos de tiempo entre temporadas para enriquecer la trama y expandirla. Quién sabe hasta dónde llegará Breaking Bad. De momento y con solo 3 temporadas completas ya ha escalado hasta el cuarto puesto de nuestro ranking. ¿Merecerá el primer puesto en unos años?"

Ya puedes responder la pregunta....

Anónimo dijo...

Una vez he tenido que copiar tu artículo a WORD para no quedarme ciego leyendo blanco sobre negro. Ains, que eso es de principiantes.

Por lo demás gracias por acompañarme durante esta grandísima serie. Gracias y hasta otra.

AnG-L dijo...

A mí me ha decepcionado un poco el capítulo final. Ha sido demasiado "lo que tenía que pasar". Un final redondo. Y es que yo en el fondo, quería que Walter sobreviviese, sabiendo que no iba a pasar.

Este año han terminado mis dos series favoritas, Spartacus y Breaking bad, y no sabría decir cual me ha gustado más, que para eso uno es muy palomitero. Lo que sí sé a ciencia cierta es que pasará tiempo hasta que hagan otras series de este nivel.

Anónimo dijo...

Ciertamente me parece una serie sobrevalorada con escenas que estan demas, algunas generan gran expectativa pero que acaban decepcionando (como en la 2da temporada el oso destruido que hace pensar algun ataque de los enemigos de walter pero que al final acaba por ser causas externas), predecible, lleno de momentos "Deus ex machina" lo que lleva a un final agradable pero forzado.

Anónimo dijo...

si no hubiera visto "death note" tal vez me hubiera parecido más interesante, desde mi punto de vista le copia varios detalles claro manteniendo su estilo.

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