Crítica de cine: 'La isla de los olvidados'

En la isla del diablo, traspasar los límites es la única opción 

 

Nota: 7

Lo mejor: la construcción de la puesta en escena en favor del relato.
Lo peor: su historia es demasiado convencional como para ser el título que rescate de la marginalidad al renovado cine nórdico. 

"Yo soy su capitán y esta isla es mi barco" le dice en sentido figurado el director de la institución a Erling, en su primer encuentro en su despacho. Y prosigue imperturbable: "Nuestro objetivo y su meta es encontrar al honorable, humilde y útil chico cristiano dentro de usted. Y vamos a darle forma y pulirlo. Si no lo encontramos, se quedará aquí. ¿Comprende?". Toda una lección de Formación del Espíritu Nacional. La isla de los olvidados nos traslada a la Noruega de 1915 con un drama basado en hechos reales. Erling es un chico que acaba de llegar esposado al reformatorio a cumplir la pena por matar a un policía. El centro está situado en una isla en un fiordo de Oslo y funciona bajo los métodos autoritarios e implacables del director y sus guardias.

Marius Holst nos presenta un relato de denuncia en el que el adoctrinamiento, la explotación, el maltrato y los abusos de todo tipo se encuentran a la orden del día en un centro noruego de menores, a principios de siglo. Nada que no hayamos visto antes, cierto; pero muy bien contado. Dicen que las desgracias unen. Pues en medio de toda esa atmósfera de humillaciones diarias y métodos despiadados, se nos hace partícipes de la amistad que se va forjando entre Erling y Olav, otro de los chicos, uno casi 'rehabilitado'. Y estos chicos comparten, entre la vergüenza y el odio, sus miserias personales día a día. Así, resulta igual de loable el trazo de personajes como el grado de las actuaciones, posibilitando de esta manera una narración muy plausible.

 

Por otra parte, el tratamiento del paisaje no hace sino reforzar el clima de violencia que se da en el interior de la institución mediante la atmósfera gélida que les espera a los protagonistas en el exterior. Pues la localización del centro en una isla se despunta como estratégica, subrayando aún más si cabe su carácter de fortaleza inexpugnable. Así, el escenario exterior inhóspito actúa como un impedimento más para la libertad soñada de los chicos.

Una isla que deviene en prisión, donde su estancia se convierte en una lucha por la supervivencia de los más fuertes. Pero hay líneas que no deben cruzarse nunca. Y la historia paralela del chico enclenque con el padre del hogar es buen ejemplo de cómo la semilla de la culpa se instala en las conciencias de todos ellos. Ahí es donde se activa una alarma silenciosa e invisible y empieza a zozobrar el barco que había navegado aparentemente tan sereno por las aguas de la isla de Bastoy. Es también en ese instante cuando los chicos intuyen un resquicio fugaz de libertad. Los proyectos a medio acabar de ciudadanos modélicos, fabricados en masa y listos para ser devueltos a la sociedad comienzan a agrietarse bruscamente, revelando la desesperación real de chicos deshumanizados y embrutecidos por el dolor. Pues los métodos represivos sólo crean rebeldía. Y lo que había venido gestándose bajo el mando despótico del director y sus guardias, pronto desata una espiral irrefrenable de salvajismo en la que los límites parecen haberse desdibujado.


El cine nórdico sigue demostrando una vez más su talento y buen hacer en el campo cinematográfico. Marius Holst se erige como uno más dentro de la notable cantera de talentos escandinavos cuyas obras llegan a España con cuentagotas. Pero no se puede pasar por alto el doble castigo al que parecen estar destinadas estas cintas normalmente en nuestro país. Si ya de por sí son productos cuya recepción no cuenta con una amplia acogida entre el grueso de espectadores, tampoco hay que ignorar el problema de la distribución que acarrean. Pues esta película se rodó en 2010 y la también noruega Headhunters - estrenada hace dos meses - es del año pasado. ¿Estamos hablando de un círculo vicioso? Probablemente, pero en algún momento y por algún motivo concreto comenzaría.

Dejando a un lado este inconveniente de la industria cinematográfica española y su público, sólo queda apuntar que La isla de los olvidados es una historia con buen pulso, y muy bien narrada, conseguida a base de silencios, miradas y escenas con una fotografía admirable. Así, en este drama carcelario queda a cargo del espectador deducir a quien hace referencia el apelativo del título original de la cinta (The King of Devil's Island).

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3 COMENTARIOS:

Anónimo dijo...

relato irregular con alguna buena set pieces;estetica de videojuego y falta de dosis de humor que si tenia el original,aqui sustituyendo marte por una tierra superpoblada.Nos presenta un futuro que huele demasiado al minority report del maestro spielberg pero sin personalidad,aunque con unos FX bien conseguidos..por cierto buen guiño al original con esa mujer de tres pechos que hará las delicias de los mas nostálgicos

Anónimo dijo...

error,la crítica corresponde a total recall :(

Unknown dijo...

Vi esta película a través de HBO online streaming y me llevé una grata sorpresa creo que es una de las cinta con una propuesta muy atractiva y sobre todo entretenida. Se las recomiendo mucho.

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