Analizamos el piloto de Punta Escarlata

Buen arranque. ¿Mantendrá el nivel hasta el final?


Por fin, después de tantos meses en la nevera, pudimos ver Punta Escarlata, la serie de Cuatro que, finalmente, recaló en Telecinco. Y, de manera sorprendente, por mucho que Telecinco se haya obstinado en maltratarla emitiéndola a las 23:30 horas de la noche, Punta Escarlata se ha convertido en el mejor estreno nacional de Telecinco de la temporada, rondando el 18 % de share, en detrimento de los jocosos Piratas. Parece que los directivos de Telecinco se preocupan más en contra-programar que en cuidar sus ficciones (o las de Cuatro mejor dicho), lo cual es realmente triste, porque Punta Escarlata, a pesar de sus fallos, constantes topicazos y de que el piloto terminase a la 1 de la madrugada, merece la pena.


El análisis al completo, tras el salto.


La nueva ficción agenciada por Telecinco comienza su trama con un suicidio, del que nadie sabe nada, salvo, quizás, la inestable hija de la víctima, quien huye del hospital despavorida tras un intento por quitarse la vida. A partir de aquí, la desorientada chica abandona la capital para llegar a la veraniega población de Punta Escarlata, donde encontrará los cadáveres de dos adolescentes que desaparecieron hace ya ocho años. Lo curioso es que la chica que halla los cuerpos jamás ha estado en Punta Escarlata y todo parece indicar que, de momento, contaremos con un toque sobrenatural en el serial. Es cierto que, por ahora, las comparaciones con Twin Peaks vuelven a ser inevitables, como ya sucedía con The Killing (análisis de la primera temporada aquí), aunque ésta última logró distanciarse de la larga sombra de la obra de David Linch.

La serie arranca muy dignamente, con un ritmo interesante y una puesta en escena bastante personal. Uno de sus grandes aciertos es la genial ambientación y es que, si Twin Peaks y la lluviosa Seattle de The Killing son dos lugares que llegan a tomar vida propia y transformarse en unos personajes más de ambas ficciones respectivamente, Punta Escarlata también ha conseguido crear su propia atmósfera inquietante.  Un bello pueblo singular, personajes con algo que ocultar, un terrible asesinato y toques sobrenaturales son los ingredientes de Punta Escarlata.



En cuanto al reparto, nos hallamos ante un gran número de caras conocidas que se encuentran bastante acertadas en sus papeles. La pareja protagonista formada por Carles Francino (Bosco) y Antonio Hortelano (Max), sin embargo, es la que más chirría de la serie, puesto que ni los actores ni sus personajes policíacos acaban convenciendo. Ambos intérpretes despiden un tufillo a sobreactuación y falta de credibilidad que se respira durante todo el piloto. Como ejemplo, el momento en el que Bosco, tras encontrar los cadáveres, hace una escenificación del asesinato con unos recursos deductivos un tanto cómicos, mezcla Patrick Jane y Sherlock Holmes. Por otro lado, Antonio Hortelano parece que todavía no ha salido del instituto y es que, como muchos recordaréis, se trata del actor que hacía del macarrilla Kimi en la inmortal serie de Antena 3, Compañeros. Lamentablemente, Hortelano no da el pego de madero y tampoco ayuda el hecho de que todo el capítulo se lo pase oliendo las faldas que circulan a su alrededor, como si se encontrase en una película de Esteso y Pajares.

Es previsible que el recurso del falso culpable rellene minutos, ya que desde el piloto nos adelantan que la investigación estará plagada de innumerables sospechosos, por lo que temo que la serie se pueda echar a perder si abusan de ello, como pasó en la decepcionante The Killing. El presunto puntito sobrenatural tampoco me convence demasiado, puesto que rara vez esa mezcla de géneros suele funcionar y porque en muchas ocasiones estos recursos se utilizan de forma gratuita para dar solución a alguna intriga de la que los guionistas no saben cómo escapar (Lost).


Ciertamente, Punta Escarlata tiene aspectos que mejorar, como su dúo protagonista, algún torpe movimiento de cámara -clásico del producto nacional-, el uso de la misma iluminación en interiores y exteriores, etc. No obstante, ha conseguido una ambientación bastante lograda y de momento mantiene muy atrás la anterior bochornosa producción de Cuatro, A Contrarreloj, protagonizada por el cantante Dani Martín (El Canto del Loco).

Estamos ante uno de los mejores estrenos nacionales en lo que va de año. Por desgracia, Telecinco ha decidido maltratarla liderando la noche con la jaula de grillos de Supervivientes, en lugar de permitir que sea Cuatro la que estrene su propia producción dignamente en horario de prime time. Suponemos que los directivos de la cadena de Vasile habrán pensado que para qué lo necesita Cuatro si ya tiene ese brillante programa de nombre ¡Mojate! que representa un desafío constante al intelecto humano. Por todo esto, Punta Escarlata merece un visionado y más teniendo en cuenta que se trata de una temporada cerrada, pero con posibilidades de una segunda. Como siempre, será la audiencia la que deberá dictar sentencia.

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1 COMENTARIOS:

Anónimo dijo...

En mi opinión, aunque habláis de la buena ambientación de la serie, Punta Escarlata tiene un espantoso uso y abuso de filtros amarillos que avejentan, afean y ensucian las imágenes de la serie.Los colores se degradan, y no hay blancos. Es tal el abuso, que pierde totalmente el pretendido efecto plástico que supongo buscarían en la fotografía. Otro aspecto es el momento en que está ambientada la serie. ¿En qué año exactamente? ¿Estamos en el 2000, en los noventa? Hay una mezcla de elementos rara, acentuada por el color ocre de todas las secuencias,y por una caracterización externa de personajes (vestuario, peluquería, etc) también mezcladísma que le da un aspecto de chapuza anacrónica. Casi raya el mismo look que tenía la serie Cuéntame, tan descolorida al principio de su andadura.

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