Crítica de cine: 'Lucy'

Luc Besson recupera su capacidad natural para el cine de acción


Nota: 6

Lo mejor: simple, directa y, por tanto, rabiosamente entretenida.
Lo peor: que si has visto el tráiler, ya has visto la película.

Poco importa que la premisa en la que se basa Lucy, esa que afirma que el ser humano sólo utiliza un diez por ciento de su cerebro, haya sido desmentida hace tiempo por la comunidad científica. No sólo porque lo diga Morgan Freeman, sino porque el director y guionista francés Luc Besson es capaz de sacar del engaño una película que por fin derriba la barrera de la estupidez en el género para explotar al máximo sus fundamentos. Después de otros intentos reconocibles de intérpretes dramáticas por repartir en la gran pantalla, como Hannah o Salt, esta Lucy se conforma como una de las heroínas más funcionales que nos deja el cine reciente, sin la necesidad de conflictos sociales o épicas revoluciones a sus espaldas, apoyándose no sólo en la misma actriz que logró colarse en esa fiesta de gallumbos de látex llamada Los Vengadores, sino también en una parrafada científica tan clamorosamente incierta como efectiva a la hora de aportar ese trasfondo y cohesión del que suelen adolecer las películas de tortazos gratuitos. 

Scarlett Johansson, con una vena mamporrera recién descubierta gracias al papel de La Viuda Negra, quién sabe si como respuesta a la negativa de Marvel por regalarle un título en solitario al personaje, es la estrella indiscutible de la última película de acción de Luc Besson, el cineasta que lanzara a Natalie Portman y Milla Jovovich en León, El Profesional y El Quinto Elemento respectivamente. Pero el francés no sólo está especializado en afianzar la figura de la mujer guerrera en el cine, con algún que otro fiasco como Colombiana o Bandidas a su cargo, sino que, durante la última década, también se ha centrado en convertirse en uno de los productores más prolíficos del sopapo de serie B, pariendo y explotando franquicias como Venganza o Transporter. Entonces, quién mejor que él para que Johansson, que lo mismo se prodiga por blockbusters Marvel que por el cine independiente de Spike Jonze o Jonathan Glazzer, y está aún muy lejos de sumergirse en el género con la necesidad de Liam Neeson o Nicolas Cage, encuentre un vehículo de lucimiento con forma de entretenimiento inocuo. 


Lo mejor de todo es que, con una premisa tan endeble como la ruptura de una bolsa cargada de una droga experimental en el estómago de la protagonista, es suficiente para que Besson convierta a Scarlett Johansson en la superheroína definitiva. Mediante un gráfico que nos muestra el porcentaje de capacidad cerebral que va alcanzando Lucy, asistimos al periplo de la joven universitaria en la búsqueda de una solución para evitar que su organismo se colpase, que la lleva a meterse con mafiosos coreanos aficionados al martillo (Min-sik Choi, en un guiño a su personaje de Old Boy), hasta el mismísimo centro de París, el patio de recreo favorito de Besson para rodar sus persecuciones y explosiones. Por el camino, Johansson nos demuestra que la expresividad de una persona que alcanza el 100% de su capacidad cerebral se parece peligrosamente al de otra que usa el 0%. Y está bien, que a pesar de las alucinaciones visuales del rol central, esto tampoco es True Detective y ella, con cara de sota o no, sigue siendo Scarlett Johansson.

Ya hemos dejado claro que el punto de partida de Lucy es tan rocambolesco como efectivo, fundamentalmente gracias a la cortina de humo con la que rodea Besson a su mentira. Contar con la presencia de Morgan Freeman, aún con la bata de divulgador que se ha ganado en la serie documental Secretos del Universo y que también ha explotado en la reciente Transcendence, ya bastaría para creernos cualquier excusa sacada de la manga de un científico o de la varita de un mago. Por si acaso, el guión contiene el suficiente nivel de subtexto, en forma de conversaciones sobre la existencia y la trascendencia, que harían sonrojarse a cualquier seguidor de Shane Carruth o Terry Gilliam, pero que cumplen su función a la hora de conformar la columna vertebral de este argumento torcido. No estamos ante un pequeño título europeo de sci fi reflexiva; aquí salen hasta dinosaurios, aunque en ocasiones la cinta apunta a ello y lo intenta. Más que suficiente para 80 minutos pelados de desparrame.   


Por desgracia, si el desarrollo de la película ya sufre por culpa de unos cimientos endebles y hasta cierto punto predecibles, sobre todo una vez asumimos el exceso de las habilidades que desarrolla Lucy desde el principio, nos encontramos con uno de esos casos en los que el visionado de un tráiler que dure más de 30 segundos ya desvela más de lo necesario de su historia. Porque, al igual que sucede en otros títulos a contrarreloj como Última Llamada o Crank, uno de sus pilares es conocer la evolución y destino del protagonista una vez llegue la hora señalada; una curiosidad que, si no llega virgen a la sala, puede provocar que la cinta en general y su recta final en particular dejen una sensación de brusquedad y obviedad en el espectador. Que le de tiempo a pensar, vamos. 

De todas formas, en un mundo en el que los héroes son millonarios aficionados a los trajes caros, científicos irradiados por rayos Gamma o soldados con un suero milagroso corriendo por sus venas, que Besson utilice una premisa que ya sonaba bastante irreal en Sin Límites para confeccionar este cruce entre Carrie, Akira el Doctor Manhattan no debería escandalizar a nadie. Al contrario, ya que Besson también se sirve de un gran porcentaje de su talento como artesano del cine de acción -con toques de fantasía y humor negro- para la disfrazar la opereta y nos pide de tantas formas como le es posible que nos dejemos llevar por el desenfreno y caos que rodea a este ángel de la destrucción con tirabuzones de oro. Si asumes que la cinta se enmarca dentro de la ciencia ficción por puro compromiso, o si el recorte de silueta de Johansson como heroína comiquera te parece una excusa más que justificada, entonces puede que este batiburrillo de referencias con filtro europeo sea para tí.

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2 COMENTARIOS:

Anónimo dijo...

¿6? Demasiado le habéis puesto. Es el rollo más grande que he visto en años, voy a dejar de lado las bases "científicas" de la película porque eso ni merece la pena ser tratado.

Spoilers:

La película roza en el absurdo en gran cantidad de momentos. Por ejemplo cuando le dice el policía "¿de que te serviría?" y dice la Lucy "para recordar" y le arrea un beso sin venir a cuento.
Para que hablar del final. Los coreanos montando sus armas delante de toda la policía de París y ninguno se da cuenta. Momentos después Lucy se da cuenta de que van a entrar los coreanos y le dice a Del Río que la proteja mientras se mete más cristal marca Heisenberg. El poli,ni corto ni perezoso, monta una defensa alrededor de la habitación, pero ¿para que avisar a los conserjes de la universidad?. No, esos están mejor siendo asesinados por los coreanos.
Mención especial para la persecución de la policía a Lucy y del Río. Ahí hay un momento en que del Río dice que puede hacer que dejen de perseguirles, pero como Lucy tiene mucha prisa le dice que no se moleste que para eso mejor hace que se estrellen, y si se mata alguno en el proceso, mejor.

Anónimo dijo...

Muy wena,sobre todo con las ideas que aporta y el nuevo concepto de sociedad...un saludo.

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