Crítica de cine: 'El Cuerpo'

De 90-60-90, nada de nada



Nota: 6

Lo mejor: mantiene el misterio hasta el final, que es lo más importante.
Lo peor: Belén Rueda y Hugo Silva tienen la misma química como pareja que los protagonistas de una versión pornográfica de El Graduado.

El Cuerpo, la película, es como una de esas novelas de misterio que se convierten en el best-seller de la semana y de los que te has olvidado a la siguiente. Es puro thriller de fórmula, efectivo en el planteamiento de un puzzle de poco más de hora y media, pero en el que pesan más las ganas de regalarle otro taquillazo al cine español que de hacer una buena película. La estudiadísima elección de su reparto, con una mezcla entre reconocimiento académico y popularidad televisiva, ya nos daba algunas pistas de por dónde iban los tiros. Aunque, más allá del poco nivel de exigencia al elenco, es su dirección tramposa a cargo de Oriol Paulo (Ecos, McGuffin), innecesariamente inclinada hacia el terror psicológico, la que termina por encaminar el proyecto a satisfacer la ansias palomiteras del espectador medio antes que a marcarse otro clásico del género que mejor dominamos en España.

El Cuerpo no es una mala película. Eso de entrada. Se trata de un ejercicio dignísimo por parte de nuestro cine en un género al que hace tiempo le pillamos el punto. El principal problema del director Orio Paulo, guionista de la pelín superior Los Ojos de Julia (crítica aquí), tiene que ver con el grado de manipulación al espectador, un tema complejo por la carga de subjetividad que acarrea. De entrada, cuando acudimos al cine tenemos que ser conscientes de que nos estamos convirtiendo en marionetas, en ovejas conducidas al redil por un pastor más o menos habilidoso. En el caso del thriller de suspense, el sentimiento es mucho más intenso. A los fans del género nos gusta que jueguen con nosotros, que nos mareen y sorprendan. Buscamos a alguien capaz de engatusarnos de tal forma que no veamos la verdad aunque la tengamos delante de nuestras narices. El problema llega cuando ese titiritero pretende manejarte metiéndote la mano en el culo. Y las de Oriol Paulo son unas señoras manazas.


Me refiero a esa construcción narrativa basada en unos flashbacks totalmente arbitrarios y que sólo sirven para desarrollar el personaje de Belén Rueda, ironicamente, el más flojo de la cinta. Más de lo mismo en lo que a las escenas fantasmagóricas se refiere, nuevamente al servicio del personaje de la protagonista de El Orfanato y presentadas en pantalla -cómo no- con la forma de sueños del protagonista masculino. Entiendo que, partiendo de una premisa en la que es la desaparición del cadáver de ella la circunstancia que sirve de detonante para el relato, había que justificar de alguna forma el salario de la actriz, pero incluso en el retrato de la adinerada ejecutiva a la que da vida se echa en falta algo más de contundencia en ese supuesto magnetismo animal que el resto de roles le achacan. Sí, es Belén Rueda con su metro 75 y su melena rubia comportándose como una leona en celo, pero en ningún momento se descubre como ese genio de la manipulación y la seducción que estaba destinado a ser el personaje.

Otra de las cruces del filme es que Hugo Silva es quien se lleva la palma inerpretativa y eso, de entrada, suena mal cuando es José Coronado el otro vértice del triángulo. Tampoco es que el protagonista de La Caja 507 y La Vida de Nadie sea uno de nuestros iconos actorales, pero se esperaba mucho más que la cara de perro sospechoso y el felpudo con ralla que se gasta el intérprete en la cinta después de un trabajo histórico como fue el de No Habrá Paz Para los Malvados (crítica aquí). Como decimos, es la cara bonita de Los Hombres de Paco y Mentiras y Gordas la que termina sorprendiendo al mantenerle el pulso a cualquiera de sus compañeros sin titubear. Tampoco impresiona, pero se nota que un poco de diversificación laboral en los más que rescatables filmes Agallas y Que Se Mueran los Feos le ha sentado estupendamente. Por su parte, la presencia de la joven Aura Garrido (Crematorio, Ángel o Demonio) nunca molesta por mucho que su personaje roce la inverosimilitud desde el primer minuto en pantalla hasta el último.


Más allá de la punta que se le pueda a sacar a la cinta en cualquiera de sus apartados, si El Cuerpo no es una película del todo desaconsejable es porque cumple con su misión primigenia de contar un relato de misterio... con misterio. La lograda ambientación de la película es uno de sus puntales a la hora de mantener la tensión y compartir la sensación de desconcierto con el protagonista. Además, la resolución final del caso tiene la suficiente fuerza como para pillar desprevenida a la audiencia por mucho que, una vez más, Oriol Paulo decida sacársela casi exclusivamente de la manga. Vamos, que al final Belén Rueda podría quitarse la máscara y ser un alienígena que las caras de sorpresa en las butacas serían las mismas, pero al fin y al cabo hay algo a lo que agarrarse en la meta. Única y exclusivamente por eso El Cuerpo no es una película desaconsejable. Y no pidáis más, que aquí tampoco nadie a hablado de Hitchcock.

Noticias relacionadas



blog comments powered by Disqus

4 COMENTARIOS:

Pedro dijo...

Para cuando el show de tom cruise?

Pablo de los Rios dijo...

Para la semana entrante seguro, Pedro, lo que no me atrevo a concretar es el día porque estoy de curro hasta las cejas. Y te aviso que me ha gustado bastante menos de lo que esperaba...

Pedro dijo...

Vaya pues yo acabo de volver y justo al revés esperaba poco y he encontrado algo.

AnG-L dijo...

En el trabajo abro el navegador bastante reducido. Al llegar a esta noticia se veía únicamente el cuarto superior de la imagen y he pensado: plagio español de Harry Potter cuando son mayores???

Publicar un comentario

Deja tu comentario, que somos pocos y cobardes...

 
Ir Arriba