Podemos decir sin miedo a equivocarnos que Homicidios supone el exponente definitivo de que la tendencia que llevamos observando una década en la ficción catódica internacional por fin se ha asentado en la televisión generalista de nuestro país (no olvidéis que Crematorio es de Canal+). Me refiero a ese acercamiento mil y un veces comentado y estudiado del cine a la pequeña pantalla, en el que intérpretes ya reconocidos invierten el orden tradicional de la evolución de un actor en favor de ficciones que también cuentan con valores de producción superiores a las bases establecidas en los 90.
Homicidios hace gala de todas esas características en una escala lógica y aceptable para nuestro panorama audiovisual, mucho más joven que el estadounidense y con menos medios técnicos y personales, pero por desgracia, esa calidad aparente no se ha traducido con la contundencia que merecía la ocasión precisamente porque no basta solo con eso. Se trata de un salto necesario pero que también ha de venir acompañado de una trama y personajes a la altura, es decir, de un guión que merezca el esfuerzo. Y de momento, sin resultar terrible ni mucho menos, el primer episodio de la nueva serie de Telecinco ha demostrado que esa es la mayor batalla a la que se siguen enfrentando nuestras ficciones.
El análisis completo del 1x01 de Homicidios titulado El Camino que va de Cork a Dublín, tras el salto.
Vamos a comenzar hablando de las virtudes de la nueva apuesta de Telecinco, que luego nos acusáis de ser demasiado despiadados en nuestras reseñas de la cadena de Fuencarral (y es que si Cheers no lo merece, no sé para qué se inventaron las críticas destroyer). Lo cierto es que Homicidios tiene bastantes más valores positivios que negativos, aunque sean insuficientes para ofrecernos un producto redondo. Más allá de la evolución patente en filtros de cámara y uso de exteriores que ya pudimos ver en Punta Escarlata, el último estreno de Telecinco innova también en la forma de encuadrar los planos, con ángulos estáticos sobre escenas en movimiento al estilo Breaking Bad y varios recursos lucidos como la aparición en un recuadro del móvil del protagonista en pantalla.
La ambientación también es contundente, y tanto la universidad en la que trabaja el protagonista como la comisaria o los lugares de los crímenes respiran realismo por mucho que todos los personajes secundarios que por ellos pululan parezcan sacados de una agencia de modelos. A nivel técnico, quizás lo que más flojea es una música que se pasa con la utilización de la electrónica llegando a ser algo estridente. Pero en general, nos encontramos a lo más parecido que podemos encontrar a una película (española, claro) en la pequeña pantalla.
La innegable presencia de Eduardo Noriega también ayuda a reforzar esa sensación. Y es que más allá de los limitados registros del santanderino, su mayor virtud reside en transmitir confianza nada más aparecer en pantalla gracias a una carrera plagada de sabias elecciones. Es una pena que su personaje sea un refrito de los tópicos del investigador: observador, intuitivo, manipulador y con un trauma a sus espaldas.
Y es que ya cansa que para que las acciones de un personaje tengan interés haya que atarlo a hechos trascendentales del pasado que nos vienen dados, y que dibujan un retrato del protagonista todo lo profundo que queráis, pero totalmente inflexible. ¿No ganaría carisma el personaje si desde el primer momento le vemos afrontar hechos traumáticos que afectan directamente -y no de forma colateral- a sus acciones actuales?
En el caso del Tomas Sóller de Homicidios, el asesino que al comienzo del episodio siembra el caos en la universidad en la que imparte clase de psicología está vinculado a la muerte de un paciente que marcó su carrera. Resulta que es hoy, varios años después, cuando gracias a deducciones y apenas sin pistas nuevas descubre (al final del episodio, por supuesto) que tras los actos de su antiguo cliente y del nuevo asesino se esconde el verdadero psicópata capaz de manipular hasta el extremo a sus víctimas.
La casualidad quiere que por el camino se encuentre a su antigua novia, ahora inspectora, Eva (correcta Celia Freijeiro). Por eso de equilibrar la trama criminal con la romántica de turno. Juntos comenzarán una colaboración supervisada por el comisario (Mariano Venancio, el verdadero descubrimiento de Camino) con el objetivo de capturar a ese peligroso psicópata, que para más inri y como ya nos avanzaba la spoileante promo, está obsesionado con la figura de Sóller.
Como veis, potencial hay. Y en los pilotos es tradicional que se desperdicie más tiempo del deseado del desarrollo del argumento para presentar a los personajes protagonistas. Pero en este caso, en el que todos los roles a excepción de Sóller son unidimensionales y el del investigador está más visto que el tebeo, existía esa necesidad de hacer hincapié en lo que parece su punto fuerte: un juego clásico del ratón y el gato con una base sólida. Los próximos episodios nos servirán para comprobar si los guionistas prefieren perder tiempo con la vida amorosa de Sóller y Eva o se decantan por rematar lo que puede llegar a ser un thriller juguetón solvente más allá de su inmejorable apariencia.
6 COMENTARIOS:
Ummm bueno la verdad es que las promos era horribles!pero bueno bien por telecinco pq si algun dia quiere dejar de lado la telebasura, este es el camino!
Aunque ha hecho tan solo un 16 % de share, punta escarlata hizo un 19 en su estreno, y acabo con menos de un 13 %,,,no se pero me da que no va a ser suficiente!
marian Aguilera dejo tirado a un personaje lleno de exito en los pacos para "hacer cosas nuevas". Esta chica es rara..rara...rarraaaa. serie penosa, lenta y aburrida.
Totalmente de acuerdo con Carlos quizá no tanto en la descrpcion de noriega, a mi me parece que actua realmente bien es un actor al que espero que aun le quede mucho recorrido .Por cierto me encanto en Blackthron .
Noriega no me gusta nada.
es una mierda de serie. Eduardo Noruega no transmite confianza y su manera de actuar es pesima. Es una copia barata de mentes criminales.
Acabo de terminar de ver la serie , de un tirón . Durante 2 dias de gripe no he podido parar de verla . Entre medias , he hecho la compra , la comida para mis hijos , los he ayudado con los deberes, he trabajado un poco desde casa , pero todos los minutos que he dedicado a mí en estos dias de descanso, han sido para ver los 13 episodios de esta magnífica serie.
Sinceramente , me ha encantado, ha sido como ver una larga película , 0 segundos de aburrimiento , el ritmo? suficiente para no aburrir y dar tiempo a asimilar la evolución de la historia , para pensar e ir componiendo y asimilando el puzzle de la foto del psicópata, para ir entendiendo las debilidades y fortalezas de cada personaje.
La moraleja de la serie, lo mejor de todo, los baches en la vida siempre suponen una curiosa manera de crecimiento , pero toda herida tiene una cara positiva y otra negativa en la forma de influir en nosotros , librennos de que el interruptor que reabre nuestras heridas se accione en un momento de debilidad, sin los suficientes apoyos y refuerzos emocionales para manejarla y volverla a cerrar.
Mis felicidades a los guionistas ,a Eduardo Noriega por los momentos en los que su personaje se desmorona , son los mejores, donde más creible resulta, al resto de actores y a Telecinco por darnos calidad.
Esta historia no creo que tarde mucho en convertirse en el guión de una producción americana.
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